viernes, 27 de marzo de 2015

Teatro-Clásico

“Ojos de agua”. Teatro Español. Hasta el 26 de abril.
“Ojos de agua” es una magnífica obra teatral en donde la actriz Charo López revive algunos de los mejores pasajes de la tragicomedia “La Celestina”  con la colaboración de la compañía Ron Lalá. 

Con la ayuda de Yayo Cáceres en la dirección y Álvaro Tato en la dramaturgia, esta función se basa en un extenso monólogo en el que se reflexiona sobre la felicidad y el inexorable paso del tiempo. De esta manera, la prestigiosa artista española también toca temas más polémicos como el sexo y la belleza femenina interpretando a una Celestina que rompe su voto de silencio ante las monjas de clausura recordando los amores de Calisto y Melibea, las confabulaciones de los criados Sempronio y Pármeno y la rebeldía de Elicia y Areúsa.

Teatro-Clásico

Edipo Rey”. Teatro Abadía. Del 25 de abril, al 21 de junio.
"Que mi destino siga su curso, vaya donde vaya"
La necesidad de saber la verdad, el imposible control absoluto del destino, y la búsqueda de su propio origen, arman la historia de un hombre que al investigar un crimen, descubre que él es el asesino de su padre y el amante de su madre, poniendo en cuestión los límites y las posibilidades del entendimiento humano. 

Edipo descubrirá que su grandeza tenía pies de miseria. Que su historia es la del hombre que lo era todo, y en realidad era menos que nada. La historia del hombre que por salvar a la ciudad, se hundió a sí mismo. La historia del hombre que al descubrir la verdad decidió no volver a ver la luz”, en palabras del director de este presumiblemente fantástico montaje...

Teatro-Comedia

“Pluto”. Teatro La Latina. Hasta el 5 de mayo.
“Pluto” es una ácida comedia en la que a través de sus irreverentes diálogos se hace una reflexión sobre el reparto de la riqueza. Una obra escrita hace 25 siglos por el ateniense Aristófanes que ahora viene adaptada por Emilio Hernández y protagonizada por Javier Gurruchaga. 

Crémilo y su esclavo Carión piden consejo al oráculo, este les recomienda seguir al primer hombre que se cruce en su camino. Esa persona resulta ser el dios del dinero, Pluto, quien vaga ciego por las calles de Atenas. Así comienza una obra que examina la injusta distribución de la economía, donde los no virtuosos son siempre los que más tienen.

Teatro-Comedia

“Trágala, trágala”. Teatro Español. Hasta el 19 de abril
La compañía Yllana pone sobre el escenario su nuevo montaje, “Trágala, trágala”. Una obra que, mediante el humor más ácido, se hace un repaso por la vida actual española.  
Este sainete crea un crítico relato artístico en la que se mira con lupa la historia contemporánea de España. Así, se hace un recorrido por la realidad actual haciendo hincapié en el panorama social, cultural y político. Una forma de olvidarse de las grandes preocupaciones del día a día por medio de una satírica comedia que ha contado con la colaboración del grupo teatral Ron Lalá.

¡Para no perdérselo porque Yllana siempre es muy apetecible!

Crítica de Teatro-Clásico

“El Buscón, de Quevedo”. Teatro Fernán Gómez. Hasta el 5 de abril.
El Teatro Clásico de Sevilla acerca al público los mejores pasajes de “El Buscón, de Quevedo”, una de las mayores obras de la picaresca española que viene representada por siete actores que interpretan a cincuenta personajes. 
Esta célebre novela titulada Historia de la vida del Buscón, llamado Don Pablos ofrece las aventuras y desventuras de un joven llamado Pablos que trata de dejar atrás su baja estofa social y alcanzar la condición de caballero. Sin embargo, el protagonista no hace más que fracasar en su constante búsqueda de estabilidad económica al tiempo que sus farsas sobre su pertenencia a la nobleza siempre acaban siendo descubiertas. Una magnífica caricatura de la sociedad con modernos planteamientos que cuenta con una espléndida representación teatral.
Impresiona el magistral trabajo interpretativo de los actores, dando vida a tantos personajes distintos, salvo Pablo Gómez-Pando, que, durante toda la obra, encarna al criado muerto de hambre que da nombre a la obra.
Tratándose de una adaptación moderna de este clásico universal, hay que reconocer que el dramaturgo y, en este caso, también director, el merecidamente conocido Alfonso Zurro, ha hecho un trabajo concienzudo en un afán por acercar el texto a los públicos de hoy. Sin embargo, a la hora de dirigir a sus actores pensamos que debería haber evitado tanto griterío y aspaviento y haberles impuesto una mayor contención interpretativa porque, por momentos, llegan a ponernos nerviosos.
Respecto a la escenografía, los diferentes cuadros se desarrollan en un mismo decorado, de estilo surrealista y muy bien elegido para esta ocasión, ambientando la obra perfectamente en la época en la que fue escrita.


Crítica de Teatro-Clásico

“La pechuga de la sardina”. Teatro Valle-Inclán. Hasta el 15 de abril.
El Centro Dramático Nacional (CDN) recupera una de las obras más relevantes de Lauro Olmo, uno de los dramaturgos más representativos del Realismo Social. “La pechuga de la sardina” se estrenó en 1963 y su principal personaje es su atmósfera asfixiante, dominada por la miseria material y moral. 
El drama refleja de manera descarnada la vida de pobreza, opresión y resignación sufrida durante la dictadura franquista. La acción se desarrolla en una pensión habitada por inquilinos de vida desdichada, principalmente las mujeres. El montaje producido por el CDN cuenta con la dirección escénica de Manuel Canseco.
La obra, ambientada en la España de la década de los años cincuenta, recrea, mediante una original escenografía, la vida de una pensión de mujeres con sus penas y alegrías. Destacan las interpretaciones de Jesús Cisneros, haciendo del chulapo matón castizo; María Galarrón, en el papel de la dueña de la pensión con una interpretación honda y sentida, y Amparo Pamplona, dando vida a la vieja amargada que no es lo que quiso ser por miedo.
En cuanto a la dirección de actores, estamos ante una mano ajustada y flexible a la vez porque se nota que el Director da a su equipo flexibilidad para la creación, al tiempo que marca las pautas necesarias.
En definitiva, un montaje inolvidable y que, en especial, a nuestros mayores, les recordará sus años jóvenes de una época que, esperemos, no volverá…


Crítica de Zarzuela

La gran Duquesa de Gerolstein”. Teatro de la Zarzuela. Hasta el 28 de marzo.
Un año después de su estreno en París en 1867, el desaparecido Teatro del Circo de Madrid presentó al público madrileño “La gran duquesa de Gerolstein” traducida y adaptada al español.
El teatro de la Zarzuela ha recuperado esta zarzuela bufa en tres actos y cuatro cuadros basada en la opereta de Henri Meilhac y Ludovic Halévy con música de Jacques Offenbach. La obra, una de las menos conocidas de Offenbach, ha vuelto a ser traducida al español y regresa a las tablas bajo la dirección de Pier Luigi Pizzi, uno de los registas de ópera y escenógrafo más prestigiosos. Al frente del mando musical se encuentra Cristóbal Soler.
Esta, en realidad, opereta,  ofrece una visión satírica del militarismo irreflexivo. Su protagonista en una extravagante y tiránica aristócrata que siempre quiere salirse con la suya, pero aprende que no siempre puede ser así.
Nos encontramos frente a un montaje espectacular con una escenografía elegante y, al mismo tiempo, funcional y unos cantantes-intérpretes de primera categoría (tanto por cantantes líricos, como por actores). Aquí, hay que alabar el trabajo del Director, que no ha dejado pasar detalle y del que notamos el gran número de horas que ha pasado hasta conseguir lo que quería: una opereta que es casi una ópera, que está gustando muchísimo y que, sin nada más que decir, esperamos que pronto se pueda reponer…