“El Buscón, de
Quevedo”. Teatro Fernán Gómez.
Hasta el 5 de abril.
El Teatro Clásico de Sevilla acerca al público los mejores pasajes
de “El Buscón, de Quevedo”, una de las mayores obras de la
picaresca española que viene representada por siete actores que interpretan a
cincuenta personajes.
Esta célebre novela
titulada Historia de la vida del Buscón, llamado Don Pablos ofrece
las aventuras y desventuras de un joven llamado Pablos que trata de dejar atrás
su baja estofa social y alcanzar la condición de caballero. Sin embargo, el
protagonista no hace más que fracasar en su constante búsqueda de estabilidad
económica al tiempo que sus farsas sobre su pertenencia a la nobleza siempre
acaban siendo descubiertas. Una magnífica caricatura de la sociedad con
modernos planteamientos que cuenta con una espléndida representación teatral.
Impresiona el
magistral trabajo interpretativo de los actores, dando vida a tantos personajes
distintos, salvo Pablo Gómez-Pando, que, durante toda la obra, encarna al
criado muerto de hambre que da nombre a la obra.
Tratándose de una
adaptación moderna de este clásico universal, hay que reconocer que el
dramaturgo y, en este caso, también director, el merecidamente conocido Alfonso
Zurro, ha hecho un trabajo concienzudo en un afán por acercar el texto a los
públicos de hoy. Sin embargo, a la hora de dirigir a sus actores pensamos que
debería haber evitado tanto griterío y aspaviento y haberles impuesto una mayor
contención interpretativa porque, por momentos, llegan a ponernos nerviosos.
Respecto a la
escenografía, los diferentes cuadros se desarrollan en un mismo decorado, de
estilo surrealista y muy bien elegido para esta ocasión, ambientando la obra
perfectamente en la época en la que fue escrita.
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