martes, 21 de enero de 2014

Teatro-Tragicomedia



André y Dorine”. Teatro Fernán Gómez. Hasta mediados de febrero.
En un pequeño salón, el frenético tecleo de una máquina de escribir, se enzarza a diario con las persistentes notas de un violonchelo. Son André y Dorine, una pareja de ancianos que, como tantas otras, ha caído en la desidia, olvidando lo que un día los unió.

De las paredes cuelga el pasado, como único testimonio de lo que compartieron. Pero un acontecimiento irrumpirá en sus vidas, obligándoles a recordar lo que fueron. Una mirada al pasado que les ayudará a construir un nuevo presente, aunque tal vez demasiado tarde.

André y Dorine, es una montaña rusa de risas y llantos, que sin una sola palabra y con el poder de la máscara, camina entre el drama y la comedia, entre la vida y la muerte, el amor y el olvido.

Un espectáculo sin fronteras, que en 3 años ha recorrido una veintena de países en todo el mundo.

Desde que la obra iniciara, en octubre de 2010, su andadura internacional en el Festival Internacional de Teatro de Manizales de Colombia, Kulunka Teatro ha recorrido más de 20 países en tres años. Entre los cuales se hallan Inglaterra, Estados Unidos, Turquía, Nepal, Republica Dominicana, Ecuador, Argentina, Cuba, China, Panamá, Rusia, Noruega, Finlandia, Chile, Francia, Malasia…regresando en ocasiones a varios de ellos como Colombia, China, Turquía, Inglaterra…y cosechando importantes premios como el Premio del Público y Premio a la Mejor Dramaturgia en el Festival Be de Birmingham, y Premio al Mejor Espectáculo Extranjero Villanueva en el Festival Internacional de Teatro de La Habana 2011.

La compañía Kulunka Teatro se crea en 2010, en el País Vasco, por Garbiñe Insausti y José Dault, jóvenes pero experimentados artistas de extensa trayectoria teatral. Dicho conjunto nace de la inquietud de sus integrantes por experimentar con diferentes lenguajes escénicos. Todo ello, sin olvidar la idea de hacer un teatro accesible para el público. Un teatro vital, actual, comprometido y conectado con la realidad. En nuestro intento por crear un espectáculo sin fronteras, nuestra voluntad fue la de descubrir un lenguaje que trascendiera más allá de la palabra. Un lenguaje capaz de emocionar y divertir. Para ello, nos apoyamos fundamentalmente en un teatro de gesto, en el que la máscara actúa como puente hacia una poética visual. Ellas abren las puertas del imaginario hacia un mundo en el que todo es posible.




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