“Los coños de la Bernarda”. Todos
los viernes de noviembre. Sala TÚ.
La única posibilidad de salir de ella (Bernarda) es
con los pies por delante. Mientras tanto, las internas deberán atender los
requerimientos de los machos del pueblo y los deseos de Bernarda.
Una monja terapeuta y coreógrafa piensa que aquello no
es una casa como Dios manda, así que…
Esta es una comedia alocada con varios números
musicales, también muy divertidos, que esta sala alternativa del barrio de
Malasaña pone en escena las noches de los viernes para los crápulas que quieren
divertirse antes de tomar las correspondientes copas del fin de semana.
Haciendo un paralelismo remoto con “La casa de Bernarda Alba”, el texto
habla de un prostíbulo donde trabajan varias chicas que han sido condenadas por
asesinato y que, aquí, cumplen sus penas, bajo vigilancia y órdenes de
Bernarda, una mujer de armas tomar.
Una monja ayuda a Bernarda en sus tareas de dar placer
a los hombres del pueblo, a través de estas especiales reclusas. Dicha ayuda se
materializa en forma de crear las coreografías de las internas para deleite de
los clientes del putiferio…Pero resulta que la monja también quiere mostrar sus
encantos porque necesita dar rienda suelta a sus instintos como sea…
La obra es divertida, si la tomamos desde un punto de
vista surrealista porque el texto no tiene demasiado sentido, desde un
razonamiento lógico. Es decir, es puro divertimento loco, cuyo resultado es una
dirección e interpretación de actores pasable y poco más. Aprovechando el
contexto, el autor podría haber ejercido algún tipo de crítica más evidente
para darle un tono más cabaretero al espectáculo –que, en el fondo, es lo que
pretende ser, un cabaret-, pero se queda a medias y entre dos aguas.
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