”Enrique VIII”. Teatro Cofidis. Hasta el 30 de junio.
Esta
reciente versión del “Enrique VIII”
de Shakespeare puede decirse que casi no precisa de presentación, tras los
éxitos cosechados hasta la fecha, gracias al talento y al minucioso trabajo
artístico de la compañía Rakatá.
Esta
adaptación de la emblemática obra ha merecido la unanimidad en el aplauso y en
el elogio de público y crítica, desde que se representó por primera vez, dentro
del selecto cartel de las Olimpiadas Culturales de Londres 2012. Entonces, el
escenario del Shakespeare’s Globe Theatre londinense fue testigo y partícipe
directo de la intensa y viva resurrección de un texto inmortal, desbordante de
emotividad, fascinación y reflexión, que conmueven y llevan al espectador a
sentir una experiencia única, repleta de mágicas y brillantes conexiones entre
el escenario, la historia, las ideas y los valores que siempre perviven, más
allá del paso de los siglos.
A
lo largo de las dos horas en las que se desenvuelve la trama, el espectador
sentirá contenido el aliento y con todas sus emociones a flor de piel, ante la
majestuosidad de los personajes, los aconteceres y los diálogos, magistralmente
adaptados e interpretados.
Hay
que decir que tanto la interpretación, como la dirección de actores y la puesta
en escena son impecables. Fernando Gil como Enrique VIII tiene garra, fuerza y
juventud (esto, para atraer a las audiencias más jóvenes).Por su parte, Elena
González, Catalina de Aragón, es una estupenda actriz, sensible y certera. Del
resto del elenco destacan Rodrigo Arribas, como Northfolk y Daniel Moreno, como
Chambelan aunque, en general, todos los actores y actrices son buenos.
Y,
finalmente, comentar que la versión que hemos tenido la suerte de disfrutar es
muy accesible a todo tipo de públicos, pues elimina las expresiones y giros del
lenguaje de la época, al mismo tiempo, sin perder un ápice de la esencia del
texto.
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