“Wozzeck”. Teatro Real. Todo junio.
Esta es la
primera ópera del compositor de primera mitad del siglo XX Alban Berg.
El innovador
director de escena Christoph Marthaler, acompañado en la dirección musical por
Sylvain Cambreling, presenta la ópera más famosa del compositor austriaco.
Cuando
Berg vio por primera vez la obra de Büchner, texto sobre el que está basada
Wozzeck, en mayo de 1914, se dijo a sí mismo que alguien tenía que hacer una
ópera inspirada en ella.
Berg
puso la música a la obra de Büchner, cortando y arreglando el texto él mismo,
igual que hicieron Debussy en 'Pelleas' y Strauss en 'Salome' y que Berg
utiliza como modelo estructural.
Alban
Berg introduce en la ópera algunos episodios autobiográficos y los horrores de
la Primera Guerra Mundial que empapan de estremecimiento toda la música que
corta como una cuchilla.
Uno
de los grandes atractivos de esta versión que se presenta en el Real, es la
inquietante y aplaudida puesta en escena de Christoph Marthaler, procedente de
la Ópera de París. El barítono Simon Keenlyside estará en el rol titular y
Nadja Michael como Marie. De nuevo Cambreling es responsable de la dirección
musical.
Una
creación sobrecogedora desde la primera hasta la última nota, que convierte a
Wozzeck una de las cumbres del teatro musical de todos los tiempos, pero, sobre
todo, del siglo pasado.
En
esta ocasión, el montaje apoya totalmente el texto con una puesta en escena que
es pura metáfora, donde los personajes viven (más bien, sufren) de una
existencia tremenda y en la que el principal es uno de los grandes perdedores
de la Historia de la ópera. Y los cantantes -notables- dan lo mejor de sí con muchas dificultades por lo complicado de la música de esta ópera.
El
director artístico del Teatro Real, Gerard Mortier, nos sique, aquí,
sorprendiendo con una apuesta arriesgada no apta para todos los públicos, aunque
él siempre se empeñe en proclamar el papel popular del bel canto.
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