“Prefiero que seamos
amigos”. Teatro La Latina. Hasta el 25 de junio.
¿Quién no ha escuchado, en algún
momento, la frase “Prefiero que seamos
amigos”? Una sentencia que condena cualquier expectativa hacia la persona
amada, que te destruye la ilusión de ser el objeto de deseo, de pasión, de
formar una pareja, de ser la media naranja de tu amor. Con esta oración el happy ending de nuestra posible historia
de amor se desvanece y nuestro amante deseado se convierte en amigo...
En esta comedia francesa vemos a dos amigos, tan cercanos y tan cómodos en la
compañía del otro, que cuando uno de ellos quiere cambiar las reglas de la
amistad, el otro está totalmente cegado y es incapaz de ver más allá. Aquí está
servida la comedia. Uno busca algo más pasional que el sofá, la peli y una
pizza en compañía de su amigo charlando e intercambiando historias de
conquistas.
Reinan las frustraciones y las palabras están llenas de sentimientos no comprendidos, las insinuaciones y mensajes sutiles no están captados.
La obra también plantea otro tema universal en el mundo femenino; el abrupto cambio de estatus cuando pasas de una cierta edad. La sensación de ser repentinamente invisible para el sexo contrario.
La lucha interna de la mujer segura de sí misma, hecha y derecha, con toda una vida a sus espaldas, independiente y satisfecha consigo misma que se enfrenta a la terrible inseguridad y el miedo de no ser nunca más deseada y no volver a ser dichosa en el terreno del amor.
Las relaciones y la búsqueda del amor nunca son fáciles y aquí disfrutamos de la odisea que es para Claudia y Valentín aprender a quererse.
Reinan las frustraciones y las palabras están llenas de sentimientos no comprendidos, las insinuaciones y mensajes sutiles no están captados.
La obra también plantea otro tema universal en el mundo femenino; el abrupto cambio de estatus cuando pasas de una cierta edad. La sensación de ser repentinamente invisible para el sexo contrario.
La lucha interna de la mujer segura de sí misma, hecha y derecha, con toda una vida a sus espaldas, independiente y satisfecha consigo misma que se enfrenta a la terrible inseguridad y el miedo de no ser nunca más deseada y no volver a ser dichosa en el terreno del amor.
Las relaciones y la búsqueda del amor nunca son fáciles y aquí disfrutamos de la odisea que es para Claudia y Valentín aprender a quererse.
La conocidísima cantante española Lolita (ya metida de
lleno en la interpretación, desde hace unos años) y el actor argentino Luis
Mottola interpretan a los dos personajes con gracia y profesionalidad. El
primero, con más profesionalidad que gracia. La segunda, con ambas cualidades
porque le viene de familia: lo que le sobraba a su madre, Lola Flores, era
gracia y un gran amor al trabajo.
Pero, por otro lado, tenemos que decir que es un texto
facilón, con bromas tópicas y situaciones ídem y que más allá de pretender
hacernos reflexionar sobre un tema concreto, lo que quieres es divertir, sin
más. En este sentido, lo consigue. Por eso, esta obra puramente comercial, es
entretenida y nada más…Que no es poco…