sábado, 10 de octubre de 2015

Teatro-Drama

Cuando deje de llover”. Matadero Madrid. Hasta el 8 de noviembre.
“Cuando deje de llover” es una función teatral escrita por el dramaturgo australiano Andrew Bowell que aborda las relaciones paterno-filiales mediante la visión de las emociones de 4 generaciones de una misma familia.

Toda una saga familiar es la protagonista de una obra que profundiza en los valores tradicionales, el amor y el odio que se trasmiten por medio de la educación y las relaciones personales. Un potente drama, con algunos toques de humor y poesía, que comienza en 1959 pero que termina en 2039. Un viaje a lo largo del tiempo y el espacio recorriendo las emociones humanas y los lazos que unen a una familia por encima de todo.

Musical

Caperucita roja”. Teatro Galileo. Desde el 19 de septiembre.
La compañía Teatralmente estrena en el Teatro Galileo su propia versión de “Caperucita Roja”, el gran clásico infantil que los hermanos Grimm y Charles Perrault inmortalizaron en sus cuentos.

De la mano de Sara Pérez, esta historia se torna en un musical de corte tenebroso que busca encontrar la verdadera moraleja del relato: no hay que confiar en los desconocidos. Con ello se teje una función humorística con un punto de vista actual y una trepidante gama de sonidos entre lo clásico, lo glam y lo electrónico.

La joven Caperucita tiene algunos problemas de adaptación social y siempre lleva una capa roja a pesar de que el resto de niñas de ríen de ella. Un día su abuelita se pone enferma y su madre decide enviarle a Caperucita con una cesta de comida para que se recupere. Pero durante el camino se topa con un apuesto lobo que trata de engañarla para poder devorarlas a las dos.

Teatro-Comedia

“Brokers”. Teatro Alfil. Hasta finales de mes.
“Brokers”, del conocidísimo grupo cómico Yllana (expertos en mimo o teatro gestual) , es una crítica a la superficialidad a la que se aferran determinadas profesiones relacionadas con el dinero, que con sus ganas de diferenciación los hace parecer iguales e uniformados ante el lujo y el deseo de superar al otro. Nos hemos encontrado una fascinante obra de teatro en donde, desde la primera escena, arranca la risa del espectador; su estrambótica forma de hacer contagia al público. Los mismos actores, en varias ocasiones, sucumbían a la carcajada general, pero su profesionalidad los hizo salir airosos con improvisaciones aún más divertidas. Si conocieron el miedo al ridículo, deben de haberlo olvidado hace mucho tiempo. Cabe una mención especial al equipo técnico, que, en todo momento, ha estado muy acertado en cuanto al vestuario, iluminación, efectos digitales y al sonido. Todo esto, por sí solo, formaba un hilo argumental.
Por otro lado, es una obra en la que apenas hay diálogo; los actores practican mucho el mimo y usan gags para contarnos historias en forma de sketches. Todos, actores y técnicos, sincronizados al máximo. 

Si desean pasar una velada agradable una noche de miércoles y no saben el dónde y el cómo, el Teatro Alfil les ofrece Brokers” de la Compañía Yllana de teatro; sin duda, es un regalo audiovisual. Nos consiguen hacer pasar una velada digna de recordar. 

martes, 1 de septiembre de 2015

Teatro-Comedia

Bajo terapia”. Teatros del Canal. Hasta el 27 de septiembre.
Cuando el mes de agosto está a punto de acabar, los Teatros del Canal nos ofrecen una  obra de categoría, con una puesta en escena cuidada, una dirección esmerada, un texto actual, unos actores capaces de hacer vibrar a un público heterogéneo. Esta obra refleja los difíciles e intricados vericuetos por los que pasan las relaciones de pareja y cómo el paso del tiempo hace mella en ellas, en donde muchas veces se acallan los reproches con gritos de silencio y de cómo el pasado no resuelto influye negativamente en ellas. Tres parejas de actores sin conocerse entre sí desarrollan una terapia de grupo sin su terapeuta, en los que deben ir abriendo sobres, según van debatiendo a cara descubierta sus intimidades.  
El autor deja para el final el auténtico trasfondo de la obra y nos transmite como moralina que los temas más graves en una pareja se pueden solucionar si buscamos apoyo en la sociedad. En este sentido discrepo con el autor: en ocasiones, la realidad de la víctima en la pareja es terrible y, en demasiadas ocasiones, la solución d no llega a tiempo.
Pese a ello, “Bajo terapia” es una obra fresca, inteligente, divertida y emocionante que merece la pena de ser vista y recomendar.  Un final inesperado hace que todo el enredo resulte,  de pronto, coherente.


miércoles, 26 de agosto de 2015

Musical

“Windermere Club”. Teatro Fernán Gómez. Del 8 de septiembre, al 9 de octubre.
Basado en la obra “El abanico de Lady Windermere”, de Oscar Wilde, el autor Juan Carlos Rubio (“Esta noche, no estoy para nadie”) y el director Gabriel Olivares renuevan este clásico relato situando su epicentro en el salón de salsa Windermere Club.
Con un reparto encabezado por Javier Martín y Natalia Millán, la historia que el escritor inglés emplazaba en la puritana sociedad victoriana del siglo XIX se traslada a la actualidad. Y más concretamente a una academia de baile donde Margarita y Arturo se enzarzan en una discusión sobre su relación amorosa en una calurosa noche de verano. Así, las mentiras y las verdades que ambos se van lanzando mutuamente van surgiendo al son de las canciones más conocidas del ritmo latino.

Teatro-Comedia

“Bajo terapia”. Teatros del Canal. Del 27 de agosto, al 27 de septiembre.
Escrita por Matías del Federico, Bajo Terapia es una divertida comedia que se ha convertido en la revelación de la temporada en Argentina. Dirigida por el bonaerense Daniel Veronese, esta obra llega a España con un reparto de lujo.
Gorka Otxoa, Melani Olivares o Manuela Velasco son algunos de los actores que participan en esta producción ganadora del concurso Contar 1, organizado por la Asociación de Empresarios Teatrales Argentinos y la Asociación Argentina de Actores.

Su argumento se centra en el devenir de tres parejas que con la intención de resolver sus conflictos personales acuden a un especialista terapéutico. Sin embargo, la sesión será mucho más intensa de lo esperado, ya que con sus continuas consignas benefician la creación de un montón de nuevos problemas.

viernes, 21 de agosto de 2015

Musical

Priscilla. El Musical”. Nuevo Teatro Alcalá. Desde el 21 de agosto
Con Àngel Llàcer como director artístico y basado en la película “The adventures of Priscilla, queen of the desert”, escrito y dirigida por Stephan Elliott, el filme ganó un Oscar en 1994 al Mejor Vestuario. Para escribir el libreto del musical Elliot contó con la colaboración de Allan Scott. La banda sonora del musical está formado por éxitos pop de los años 80-90.
El musical se estrenó a nivel mundial el 7 de octubre de 2006 en el  Lyric Theatre, de Sydney, y se convirtió en un éxito inmediato, obteniendo una gr,an respuesta por parte de crítica y público. Lo mismo sucedió en Melbourne y Nueva Zelanda, convirtiéndose en el musical australiano más exitoso de la historia. El espectáculo volvió a Sydney el 7 de octubre de 2008, por su segundo aniversario, permaneciendo en cartel hasta el 21 de diciembre de 2008. En marzo de 2009, ‘Priscilla’ al Palace Theatre, del West End, de Londres donde permaneció, hasta diciembre del 2011. En 2010, se estrenaron nuevas producciones del musical en Toronto (Canadá) con un equipo nuevo.
El musical llegó a Broadway el 20 de marzo del 2011, permaneciendo en el Palace Theatre, hasta el 24 de junio del 2012. Posteriormente “Priscilla” se ha representado en numerosas ciudades de diferentes países.
Con veinte escenas diferentes, 40 artistas, 500 trajes, 200 pelucas espectaculares, unas coreografías irresistibles y un autobús a tamaño real de 10 toneladas de peso totalmente robotizado, este musical ofrece un espectáculo total para una experiencia feliz e inolvidable.
Ganador de premios Oscar, Tony y Oliver,  ya ha sido visto por más de 3 millones de espectadores en Broadway, Londres, Sidney, Suecia, Italia y Argentina, antes de llegar a España con la puesta en escena original con la que se estrenó en Londres.
Aclamado por la crítica, el London Sunday Express tituló su estreno como “El Mejor Musical Desde ‘Mamma Mía!’”.
“Priscilla, la Reina del Desierto” no llega a la Gran Vía, sino al remodelado Nuevo Teatro Alcalá, en el madrileño Barrio de Salamanca, uno de los mejores coliseos de la capital: cómodo, bien comunicado y con una caja escénica poderosa. Y sí, este “Priscilla” español es un calco de la producción que llegó a Broadway cinco años después de que la adaptación a la escena de la icónica película australiana (de mismo título), dirigida por Stephan Elliot, se estrenara en Sydney el 7 de octubre de 2006. Y pese a que el aterrizaje de las drag queens llega 20 años después que la película y 8 años más tarde que su primera representación en teatro, el espectáculo continúa siendo efectivo, la historia sigue resultando actual y el repertorio de canciones está perfectamente elegido para hacer que uno olvide durante un buen rato todo lo que ocurre -tan irritante- fuera de la sala.
“Es una explosión de música muy pegadiza donde más de uno va a tener que agarrarse a la butaca para no salir bailando”, ha asegurado el actor Mariano Peña, reclamo claro en el cartel del espectáculo gracias a su paso por la serie Aída, en la que bordaba a aquel Mauricio Colmenero facha, misógino, racista y, sobre todo, homófobo. En Madrid el repertorio no es el original del musical australiano, tampoco el del West End londinense. Aquí se ha elegido heredar el neoyorquino en el que las canciones de Kylie Minogue fueron sustituidas por otras de Madonna. Así que junto a Material Girl, HolidayLike a Virgin o Like a Prayer, suenan temas de Pet Shop Boys, Pat BenatarGloria GaynorCindy Lauper o Village People… Y así hasta 25 temas capaces de llenar un disco doble con algunas de las canciones más gays que ha dado el pop de las últimas tres décadas.
La orquesta, bajo la dirección musical de Manu Guix y Julio Awad, suena con contundencia y brío, y el elenco colabora como un solo hombre/mujer para lograr que los números cojan vuelo. Muy dignas de mención son las tres divas que con ecos soul acompañan muchas veces a los actores principales prestándoles una ayuda necesaria e impagable. Si ellas no estuvieran, más de un par de números no aguantarían las exigencias del público. Pero están y todo fluye. Es cierto que en la representación a la que asistimos hubo fallos y nervios –en varias ocasiones el texto hablado se entendía mal o directamente no se entendía-, pero se comprende que con un par de semanas de viaje, todo irá más rodado. Y aquí viene una de las mejores decisiones de esta versión de “Priscilla”: los temas sólo se cantan traducidos cuando la letra añade algo sustancial a la historia, el resto se canta en su idioma original. Parece anecdótico, pero esta circunstancia contribuye a evitar distracciones, sobre todo en unos temas que prácticamente todo el público se sabe de memoria.
La escenografía, también heredada, contribuye como un personaje más a que todo se convierta en una gigantesca fiesta. Los cambios escenográficos son rápidos y suficientes como para acaparar la atención hasta del espectador más despistado. Casi podemos asegurar que todo el que vaya a ver este musical querrá llevarse a casa una reproducción en miniatura del autobús en el que las tres protagonistas recorren Australia. Se trajeron uno enorme de la producción londinense y tuvieron que hacer obra para meterlo dentro del teatro (se ve que no es desmontable).
Capítulo aparte merece el vestuario. Tim Chappel y Lizzy Gardiner se tuvieron que divertir tanto, pero tanto, confeccionando estos vestidos imposibles para drags y reinonas que ese entusiasmo se contagia así sin más al patio de butacas.

Finalmente, “Priscilla, reina del desierto” es un musical comprometido, como lo fue la película, y trata de forma desenfadada y divertida temas como la visibilidad gay, los padres homosexuales, la llegada de otro tipo de familias diferentes a las llamadas “convencionales” o “tradicionales”, e incluso el acoso y las agresiones homófobas.  Temas que, pese a las dos décadas que han pasado desde el estreno del filme, se encuentran todavía en el debate actual. Y sí. Esta versión española tiene los ingredientes y la pegada suficientes como para gustarle por igual (o más) a un señor o a una señora de 60 años de cualquier pueblo español que al gay que viva en pleno centro de Chueca. Transmite energía y permite liberar por unas horas los malos rollos que cada uno lleve consigo.