lunes, 8 de diciembre de 2025

Conflicto sobre la consecución de la felicidad


Suena “Dream Baby Dream” en versión de Suicide, son las fiestas de verano del pueblo, una chica a la que da vida Marina Salas y un chico de Santa Coloma de Queralt (Tarragona) que juega la final de frontón interpretado por Raúl Prieto, se enamoran. Sobre un fondo oscuro y sin que se vea la escenografía comienza El entusiasmo”, el nuevo montaje escrito y dirigido por Pablo Remón, una producción del Centro Dramático Nacional con Teatro Kamikaze que ya podemos ver en el Teatro María Guerrero.



 A continuación, se ilumina el escenario, se descubre la escenografía y aparecen en escena Toni y Olivia, una pareja que ronda los cuarenta y cinco años, tienen dos hijos y no están pasando por su mejor momento. Francesco Carril y Natalia Hernández son esta pareja (él un profesor universitario con un libro publicado, ella una periodista y madre de familia) que narra su vida de forma fragmentaria, con flashback al pasado, y frecuentes cambios de narrador que incluyen hasta a un entrevistador o la propuesta escénica de tener sobre el escenario casi en todo momento a los cuatro intérpretes presentes con intervenciones directas o indirectas.



 En palabras de Pablo Remón, “este montaje trata varios temas, uno de ellos es la crisis de la mediana edad que es una crisis existencial y profunda de los personajes; pero también la crisis de la narración: ¿cómo seguimos contando historias a estas alturas?, ¿cómo nos contamos nuestra propia historia? o la ficción: ¿somos autores o personajes de nuestra vida?”.

 Para la ocasión, el dramaturgo y director ha preparado un montaje formado por diferentes niveles de lectura para hablarnos de la narración como metáfora de la vida a través de la que nos contamos o inventamos nuestra propia historia. De esta manera, Toni es un escritor truncado, autor de un libro de relatos, que no consigue encontrar su propia voz para escribir la novela que siempre ha querido. Pablo Remón asegura que “Toni necesita volver a ser autor, escribir esta novela, para tener la sensación de comprender donde está existencialmente. Está muy relacionado el hecho de ser capaz de construir una narración con el hecho de ser autor de tu propia vida y que esta esté bajo tu control”.



El título del montaje, “El entusiasmo”, alude a la ilusión de la pareja de Toni y Olivia por encontrar un motor que dé sentido a sus vidas. Pablo Remón explica la etimología de la palabra que en la antigua Grecia aludía al poeta poseído por las musas. “Hay una idea clave en la obra. ¿Qué nos posee? Si no nos posee el entusiasmo, la imaginación o la creación; dejamos espacio a que, a determinada edad, nos posean las neurosis”. Francesco Carril explica que “ambos personajes están en el camino de intentar recuperar el entusiasmo o intentar acercarse a él como pueden. En el caso de Toni es a través de la escritura o la imaginación lo que, para él, significa la libertad. Es un refugio para el personaje, aunque no quiere decir que sea la solución, pero escribir es un acto que le entusiasma”.

Por su parte, Natalia Hernández sitúa a Olivia en otro lugar: “Ella no sabe lo que quiere para estar entusiasmada. Tiene un conflicto con la maternidad, porque es feliz y está orgullosa de sus hijos, pero tiene muchas dudas: Me encuentro de repente con dos criaturas, que no sé si las he elegido. ¿Qué necesito yo para ser feliz o estar entusiasmada?”, se pregunta la actriz poniéndose en el papel de Olivia.

 


Además de Olivia y Toni, aparecen en escena multitud de personajes que completan el círculo íntimo de nuestra pareja y dan complejidad a la historia aportando otras voces. Marina Salas y Raúl Prieto se transmutarán de piel en innumerables ocasiones. 

La podemos ver, hasta el próximo día 28 del presente, en el Teatro María Guerrero.

https://www.youtube.com/watch?v=ChfuYsDJShA





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