domingo, 30 de septiembre de 2018

Musical


“Dirty Dancing”. Teatro de la Luz Philips. Hasta el 4 de noviembre.
El gran clásico del cine musical de la década de los años ochenta viene adaptado al mundo teatral mediante una espectacular función que está batiendo récords allá por donde pasa y que ha causado sensación en público y crítica especializada.
Con una coreografía brillante y fiel a la película original y un elaborado vestuario, la obra relata la historia de la joven e inocente Frances “Baby” Houseman, quien en el verano de 1963 se encuentra de vacaciones con sus padres y su hermana mayor en el Hotel Kellerman’s en Catskill de Nueva York.
Aburrida de su estancia en el lugar, “Baby” conoce por accidente al instructor de baile del hotel, Johnny Castle. La muchacha se enamora de Johnny a pesar de las diferencias sociales que les separan e inician una aventura a través de la danza, descubriendo juntos el amor y la confianza.
Entrenada en 1987, esta película dirigida por Emile Ardolino e interpretada por Patrick Swayze y Jennifer Grey se convirtió en todo un éxito comercial y en un clásico de la década de los 80. Además, su banda sonora fue galardonada con un Globo de Oro y un Oscar a la mejor canción original por el tema (I've Had) The Time of My Life.
No es que estemos ante una gran producción, pero sí ante una producción muy digna, donde los productores han elegido a un buen elenco de actores-cantantes-bailarines (Christian Sánchez, rotundo, y Eva Conde, muy similar a la protagonista de la película) y unos números de baile que, dadas las limitadas dimensiones del escenario, quedan muy bien porque aprovechan el espacio al máximo.
No cabe duda de que el increíble físico de Christian Sánchez es uno de los reclamos del espectáculo, pero también lo es la temática (la lucha por los derechos humanos) y los temas musicales –todos grandes éxitos de aquella época y que, aún, hoy, perviven.
Por todo ello, ver “Dirty Dancing” es volver a nuestra adolescencia –para los que ya tenemos una cierta edad- y para los más jóvenes, conocer la estética de la época –los años sesenta, que es el contexto en que se desarrolla- y los ochenta –por las canciones.
¡A bailar y a amar todos..!

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