“Norma”. Teatro Real. Hasta el 4 de noviembre.
“Norma”, del compositor
italiano Vincenzo Bellini, la máxima
representación del bel canto, vuelve alTeatro
Real tras 102 años de ausencia en su escenario. Un gran drama
romántico, que ha hecho de Casta diva, una
de las arias más hermosas y populares del
repertorio lírico.
En esta ocasión, llega al Teatro Real con puesta en escena de Davide Livermore, con una estética Fantasy, en la línea de series épicas actuales como Juego de Tronos. Una magnifica producción con tres repartos espectaculares, bajo la dirección musical de Roberto Abbado.
Vincenzo Bellini no fue inmune a la
fascinación por el mundo clásico que impregnó la totalidad
del Romanticismo. Una fascinación que dictaba que las tragedias se tenían
que situar necesariamente en un momento clásico de la historia, con sus
obligados personajes griegos o romanos. Norma no rompe con esta
tradición, y se presenta como una historia con personajes
romanos. Sin embargo, el auténtico foco está puesto en el pueblo que
estos dominan: los celtas. Fue la historia de su suma sacerdotisa la que
encendió la inspiración de la ópera que estaría destinada a convertirse en
el referente ineludible del bel canto italiano. Se trata de un bel canto, sin
embargo, presidido por el ideal romántico de un arte que quiere conmover y
emocionar.
El conflicto amoroso está deliberadamente calcado de la tragedia de Eurípides, pero Norma, a diferencia de Medea, renuncia a matar a los hijos que comparte con el hombre que la traiciona. Los impenetrables bosques de la Europa septentrional sirven como trasfondo a una historia bañada por la luz de la luna, donde el día apenas parece existir; nada más lejos de los escenarios en que se desarrollaban las opere serie italianas de la época. A través de una música y un libreto íntimamente unidos, Norma nos introduce en la tragedia de una mujer sumida en la mayor de las contradicciones, que se ve forzada a romper sus votos sagrados por amar a quien es el enemigo de su pueblo.
El conflicto amoroso está deliberadamente calcado de la tragedia de Eurípides, pero Norma, a diferencia de Medea, renuncia a matar a los hijos que comparte con el hombre que la traiciona. Los impenetrables bosques de la Europa septentrional sirven como trasfondo a una historia bañada por la luz de la luna, donde el día apenas parece existir; nada más lejos de los escenarios en que se desarrollaban las opere serie italianas de la época. A través de una música y un libreto íntimamente unidos, Norma nos introduce en la tragedia de una mujer sumida en la mayor de las contradicciones, que se ve forzada a romper sus votos sagrados por amar a quien es el enemigo de su pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario