lunes, 4 de julio de 2016

Opera

Don Carlo”. Auditorio de El Escorial, Madrid. Días 28 y 30 de julio.
Tras su estreno en el Festival de Verano de 2015, y repitiendo el éxito en los Teatros del Canal, Albert Boadella vuelve los días 28 y 30 de julio, al frente de Don Carlo de Verdi, con un montaje que presenta la versión más española de este personaje histórico en el lugar donde vivieron sus protagonistas y donde hoy reposan sus restos.Don Carlo” es una de las cúspides indiscutibles del talento creativo de Giuseppe Verdi. En esta propuesta, Albert Boadella cuestiona la propaganda de la Leyenda Negra contra la España del siglo XVI. El tenor Massimo Giordano da vida a Don Carlo, controvertido primogénito del rey Felipe II (encarnado por el bajo Carlo Colombara). Junto a ellos, el barítono Juan Jesús Rodríguez  interpreta el papel de Rodrigo, amigo y confidente de Don Carlo; la soprano Ekaterina Metlova será Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II; la mezzo-soprano Nadia Krasteva, asume el papel de la princesa de Éboli y el bajo Eric Halfvarson en el papel del Gran Inquisidor. Albert Boadella, consciente de que el libreto de Don Carlo, pese a utilizar personajes auténticos, recoge un relato “absolutamente opuesto a la realidad histórica” -en referencia a la conocida leyenda negra promovida en el siglo XVI por los países enemigos de España como propaganda de descrédito-, ha ideado un montaje en el que propone dar a la obra “ciertas aproximaciones a la verdad histórica”. De esta manera, trata de aportar al drama matices desconocidos en los montajes realizados hasta la fecha, como la esclarecedora locura de Don Carlo o la mayor humanidad de Felipe II. “El cambio esencial radica en la actuación”, asegura Boadella, quien adelanta que el vestuario, diseñado por Pedro Moreno, también marcará con precisión la época auténtica en que suceden los hechos.
Don Carlo”, una de las cúspides indiscutibles del talento verdiano, es la ópera veintitrés de las veintiséis que compuso Giuseppe Verdi (Le Roncole, Buseto, 1813 – Milán, 1901). En ella propone una desconocida inquietud armónica que aplicará hasta sus últimas consecuencias en sus obras finales, que culminan con la joya de Falstaff. Encargada con motivo de la Exposición Universal de París de 1867, se estrenó en francés el 11 de marzo de ese año en la ópera de dicha capital. Las posteriores revisiones del autor, hasta tres, movidas por una extrema obsesión de perfeccionismo, serían ya en italiano, y así es como ha trascendido en el repertorio.


No hay comentarios: