“El
Lazarillo de Tormes”. Teatro Cofidis Alcázar. Hasta el 15 de diciembre.
Nuestro gran Fernando Fernán
Gómez adaptó el clásico relato picaresco español, “El Lazarillo de
Tormes”, a una obra destinada a ser representada por Rafael Álvarez, más conocido
como El Brujo. De esta manera, entre ambos autores crearon una poética función
que profundiza en la marginación, el hambre y la dura infancia que deben
sobrellevar muchos niños.
Mediante la ironía se muestran los paralelismos entre
aquella desdichada época y la situación actual de innumerables menores en el
tercer mundo. Toda una declaración de intenciones convertida en un monólogo
teatral en el que el infante protagonista se confiesa ante una serie de
personajes que, aunque el espectador no ve, se encuentran a su lado en el
escenario. De este modo, las andanzas del Lazarillo se tornan en un camino
hacia la sabiduría que reflexiona sobre el poder y los desequilibrios del
mundo.
Como siempre, el actor Rafael Alvarez, El Brujo,
realiza un trabajo magistral con éste su personaje más conocido y puesto en
escena en nuestras tablas. Utiliza el humor como principal herramienta,
acompañado de múltiples guiños al público para “quedarse” con él y lo consigue
con creces. El Brujo es un maestro en estos menesteres y no ha habido ni habrá,
en nuestro país, un actor especializado en clásicos teatrales españoles más
popular y al mismo tiempo, mejor dotado del arte de la interpretación. ¡Bravo!
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