“La bella de Amherst”. Teatro Guindalera. Hasta el 31 de mayo.
La escritora nos desvela su íntima experiencia vital
con pasajes de su vida escogidos: desde el comienzo de su actividad poética
hasta su muerte, recluida en su casa y con la puerta cerrada a la sociedad,
acompañada simplemente por vivencias personales con sus seres más queridos.
El personaje vive en la eternidad. Sus miedos y
anhelos han desaparecido, pero tiene la habilidad de revivir profundamente lo
vivido y reflexionar mejor sobre su pasado con distancia.
Un viaje alegórico y lírico por el recuerdo
desordenado de una vida ya vivida, con un aire a veces absurdo y alucinado,
pero otras veces tremendamente realista. Emily Dickinson, desde su mundo
poético, invita a los espectadores a valorar la vida a través de una visión
distanciada de la experiencia humana.
“Entre mi
País y los otros hay un mar pero las flores negocian entre nosotros como un ministro.” “Creo que vivir puede ser una bendición para
aquellos que se atreven a intentarlo. La
verdad es una cosa tan rara que es delicioso decirla.” (Emily Dickinson)
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