lunes, 21 de octubre de 2013

Crítica de Teatro-Comedia



“La isla de los esclavos”. Teatro Fernán Gómez. Hasta el 3 de noviembre.

Estamos ante una obra que comienza con un naufragio en un espacio mágico
Cuando Ifícrates y Eufrosina naufragan en la isla regentada por Trivelín, éste les comunica que para poder sobrevivir es necesario que cambien los roles con sus esclavos, Arlequín y Cleantis, siendo ésta la norma fundamental de su isla.
En 1725, el autor barroco francés Marivaux (“La doble inconstancia”, “Lecciones de amor de Arlequín)) reflexiona y hace reflexionar con sus textos porque él mismo empieza a oler la pólvora de La Revolución Francesa, que, cincuenta años después, desviaría la línea de la Historia universal. El poder, el aprendizaje y la educación en el poder. Estos son los temas centrales de la obra, lo mismo que el perdón como principal arma de educación y convivencia.
Mediante el humor y de manera amena, el espectador reflexiona con esta obra sobre una serie de cuestiones. Las acciones y las pasiones de los personajes son el motor principal para que se desarrolle el conflicto en este espacio inventado que tiene como norma principal el cambio de roles; algo que lleva a reflexionar sobre el hecho de cómo el poder puede llegar a influir en el comportamiento de los sujetos que lo ostentan.
Una comedia clásica estupenda, maravillosamente dirigida e interpretada (fijémonos, sobre todo, en la sobresaliente actriz Ana Mayo), con toques de teatro sublime, a la que no le sobre ni le falta nada, cuya duración es perfecta, como perfecto es el texto sobre el que está basada.
En cuanto a la puesta en escena, sobria y elegante, como toca. Y del vestuario no podemos decir otra cosa.
Por lo tanto, chapeau!!

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