lunes, 21 de octubre de 2013

Crítica de Teatro-Drama


“Los hijos de Kennedy”. Teatro Cofidis. Hasta el 3 de noviembre.

En 1977, el actor-director Josep Maria Pou estrenó una versión de “Los hijos de Kennedy” en Madrid. En aquella ocasión, fue el Teatro Bellas Artes el que acogió esta adaptación del texto de Robert Patrick. Ahora, le toca al Cofidis.
Y si , por aquel entonces, actuaban María Luisa Merlo o Gemma Cuervo, ahora llegan con el relevo actrices tan reconocidas como Emma Suárez, Ariadna Gil o la reciente ganadora del Goya a mejor actriz Maribel Verdú. Se completa el elenco con Álex García y Fernando Cayo. De nuevo, el portentoso Pou versiona, y en esta ocasión, también se encarga de dirigir para llevar a escena este cuento de un desencanto generalizado que invadió los Estados Unidos en los 70. ¿Cómo no decaer tras todo lo vivido en la década anterior?
En un pub de Nueva York, donde toda clase de personas pueden convocarse alrededor de una misma mesa, aparecen cinco que captarán nuestra atención sobre el escenario. La rápida condensación de los 60. Un hippy, un homosexual, un soldado de Vietnam, una secretaria y una aspirante a actriz que bien podría tratarse de Marilyn Monroe. Con estas cinco cartas se juega a resumir el espíritu de hastío y dejadez de una generación que lo tuvo todo y lo perdió. O, simplemente, no llegó a saber que su potencial podría perderse por el camino.
Uno de los estrenos más esperados de la temporada y que vuelve para recordarnos cómo fue aquella generación que Kennedy presidió.
La obra está estructurada a modo de monólogos de cada uno de los personajes. Cada uno de ellos responde a un estereotipo de la época en que está ambientada: una actriz que deviene en prostituta; un actor de poca monta que se convierte en un alcohólico; un ama de casa burguesa que no encuentra sentido a la vida; una activista hippy que ve en las drogas su salvación y un soldado de la guerra de Vietnam totalmente desquiciado por el conflicto bélico.

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