“Afectos”. Teatro
Abadía. Del 30 de mayo, al primero de junio.
Merecedora
con tan solo 26 años del Premio Nacional de Danza en 2010, la aplaudida
coreógrafa y bailaora Rocío Molina define su última aventura, “Afectos”, como una "reflexión emocional y un desafío
artístico, basado en la lucha del ser y en la capacidad de hallar la sencillez,
la naturalidad y la confianza a través de la existencia y del flamenco".
Aunque
Molina ya había colaborado con Rosario "La Tremendita" en alguna
ocasión previa, éste es el primer espectáculo que ambas han creado al alimón.
Aclamada por la crítica internacional, La Tremendita ha sido elogiada, por
ejemplo, por el “New York
Times” como "un activo inmejorable. A la vez que usa ese
extraño, casi ronco sonido del flamenco, sabe emocionar al aumentar o disminuir
una nota solitaria al más puro estilo del bel canto creando expresividad, y
luego lanzar una cascada de florituras con un ritmo cautivador".
Dinámico
y emotivo, “Afectos” es
un trabajo en el que el silencio, la vibración, las texturas sonoras, la
estética, el sonido, la voz, la danza y la escena en sí recorren un camino de
búsqueda hacia lo más profundo de cada espectador. Es un espectáculo conformado
sobre una estructura de varias piezas, todas ellas construidas como viñetas de
imágenes, pero de muy diferentes registros.
Molina
y "La Tremendita" ahondan en la dureza de la emoción, en la
fragilidad del dolor y en el placer encontrado. "Hemos hecho un trabajo
muy duro pero también muy bonito, que hemos testado en muchos ensayos
generales. Te das cuenta de lo que va ocurriendo por el poso que deja personal
y emocionalmente. Es de una entrega absoluta. Vamos, como un parto",
asegura Molina. En definitiva, desafiar a las verdades y creer en las mentiras
es lo que ambas artistas defienden en esta propuesta conjunta. Ellas creen en
algo que no es real, pero consiguen que termine existiendo.
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