“El Gato Montés”. Teatro de la Zarzuela. Hasta el 11 de marzo.
Estamos ante una ópera en tres actos y cinco cuadros, estrenada en el Teatro Principal de Valencia, el 22 de febrero de 1916. La música Música y el libreto son de Manuel Penella.
Esta conocida ópera española recoge todos los tópicos del españolismo al uso: el torero,el bandolero, la gitana, el cura, la “maresita”, el Sol, el vino (manzanilla). Con todo,y pese a sus evidentes convencionalismos, no puede decirse que la ópera respondiera a una estética obsoleta. Sin ser novedosos, los referentes veristas de música y libreto aún tenían vigencia: sólo hacía siete años que Puccini había sido aclamado en el Metropolitan de Nueva York con otro melodrama sentimental entre bandolero y chica huérfana: “La fanciulla del West”. Tal y como afirmaron los defensores de Penella, su partitura no desmerecía a las de autores vivos de éxito como Leoncavallo, Giordano o Mascagni.
Por otro lado, el andalucismo mágico, lleno de presagios funestos, que inunda la obra resulta análogo a la imagen sensual y fatalista explotada por pintores contemporáneos de prestigio (Zuloaga, Beltrán Massés o Julio Romero de Torres). En cuanto al argumento taurino, el mismo año de 1917, Blasco Ibáñez cosechó un triunfo internacional con su adaptación cinematográfica de Sangre y arena.
En realidad, este híbrido de alta cultura y cultura de masas, a caballo entre dos mundos, tendría difícil continuidad en décadas siguientes. Pasados los “buenos tiempos para la lírica”, los autores preferirán cultivar, en casi todos los casos, fórmulas más populistas o más conservadoras; o bien, ambas cosas a la vez. Por contra, la apremiante renovación teatral quedó en manos de una vanguardia minoritaria, más iconoclasta y mucho más distanciada del gran público. El propio Penella fue consciente de este cambio de ciclo y se adaptó a él con singular eclecticismo. Sus devaneos con el mundo del cine —ya en 1917 estrenó la revista “Aventuras de Charlot” -y con la copla -descubriendo nada menos que a Concha Piquer- son una buena prueba…
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