Una Bernarda Alba humana
El Teatro María Guerrero acoge una de las obras más trágicas de Federico García Lorca, La casa de Bernarda Alba, revisionada por el director y autor teatral Alfredo Sanzol, y que cuenta con un reparto femenino compuesto por Eva Carrera, Montse Díez y Ane Gabarain, entre otras. Esta es nueva forma de enfocar la temática de este duro drama, utilizando a Bernarda y a su casa como la metáfora de una sociedad aterrorizada.
¿Y si Bernarda no fuese una madre paranoide, deshumanizada y sin empatía que encierra a sus hijas para guardar un luto absurdo de ocho años que puede destruir la vida de todas? ¿Y si Bernarda solo pretende cumplir con su deber de proteger a sus hijas de la ruina que pueden producir los impulsos sexuales en el contexto social que habitan?
Esta nueva forma de narrar la dramática historia que sucede en este drama universalmente conocido nos presenta a Bernarda como una mujer consciente de la dureza de las normas sociales y del juicio dogmático de sus vecinos. En vez de presentar la historia desde el punto de vista de Adela, la hija más joven, símbolo de vida, libertad y sexualidad, lo hace desde la postura de Bernarda y nos cuenta una historia sobre una mujer que quería lo mejor para sus hijas.
Una madre pragmática, realista, que conocía el mundo en el que vivía y que no dudó en usar toda su energía para frenar los impulsos anárquicos del instinto sexual. Bernarda también fue una Adela. Es una Adela muerta en vida. Es una mujer con una herida tan grande que sólo ha podido encontrar la salvación tomando el relevo de sus agresores.
Una nueva perspectiva de una obra que siempre ha sido presentada como sota, caballo y rey para una Bernarda dictatorial, fruto de la sociedad represora de aquel momento. ¿Se desnaturalizará ahora la obra con esta nueva visión..? Lo veremos y aquí, lo comentaremos...
La podemos ver, en el Teatro Mª Guerrero, hasta el 31 de marzo.