jueves, 18 de abril de 2013

Teatro-Comedia





“La importancia de llamarse Ernesto”. Teatro Fernán Gómez. Hasta el 12 de mayo.
 
La Fundación Municipal Teatro Gayarre lleva a las tablas esta historia de enredos en la que los protagonistas son una joven en edad casadera y un pretendiente que está dispuesto a hacer lo que sea por conseguir su mano.
Esta es la obra más importante de Wilde, en la que el famoso y escandalizante escritor irlandés -que acabó entre rejas por romper las normas de la moral victoriana- critica ferozmente las apariencias sociales.
Jack Worthing está enamorado de la hija de su amigo Algernon, Gwendolyn, y por eso acude a la casa de éste con la intención de declararse. Sin embargo, Worthing dejó olvidada en casa de Algernon una pitillera con una dedicatoria y el padre de la joven no le dará su mano hasta que no le explique qué significan esas palabras.
Sin embargo, a esta traba se añaden otros problemas para Worthing; por un lado Gwendolyn sólo está dispuesta a casarse con un hombre que se llame Ernest, y por otro su madre, Lady Bracknell tampoco acepta al pretendiente al enterarse de su pasado, ya que éste fue encontrado al nacer en un bolso de viaje abandonado en una estación de Londres.
Una obra imprescindible en un montaje más que aceptable…

Musical



“¡Ay, Carmela! Teatro Reina Victoria. Hasta el 26 de mayo.

Estamos frente a una versión musical dela comedia trágica, que, en los ochenta, disfrutamos mucho en cine con Andrés Pajares y Carmen Maura, magistrales. El cancionero popular español es el protagonista de este espectáculo protagonizado por la sobresaliente Inma Cuesta, Javier Gutiérrez y Marta Ribera. Las canciones de Victor Manuel, Sabina o Pedro Guerra también tienen cabida en este musical.
El argumento es el mismo que el del libro de Sanchís Sinisterra. Carmela, Paulino y Gustavete son tres trovadores que actúan para el bando republicano durante la Guerra Civil Española pero están cansados de pasar penalidades en el frente y deciden dirigirse hacia Valencia.
Cuando, por error, acaban en la zona nacional son hechos prisioneros y para salvar sus vidas deben ofrecer un espectáculo para un grupo de militares que no comparte en absoluto su ideología.
En definitiva, un buen espectáculo para rememorar buenos tiempos…

Crítica- Teatro-Comedia



“No te vistas para cenar”. Teatro Rialto. Toda la temporada.
 
Yolanda Arestegui, Aurora Sánchez, Cuca Escribano, Antonio Vico y Jesús Cisneros protagonizan esta obra bajo la dirección de José Troncoso. Enredos tan divertidos, como absurdos conforman el argumento.
Mercedes tiene que ir a visitar a su madre, lo que no sabe es que su marido, Fernando, va a aprovechar su ausencia para invitar a su amante, Susi, a pasar el fin de semana con él. En su casa también estará Carlos, un amigo de su marido que será su coartada, y la cocinera Susana para que no falte de nada.
El plan de Fernando parece perfecto pero, como no podía ser de otra manera, algo se complica y la velada romántica termina convirtiéndose en una noche de líos en la que todos los personajes tienen que representar un papel diferente al suyo para no ser descubiertos.
Es un vodevil al estilo de las películas de Alfredo Landa de las décadas de los años sesenta y setenta pero bastante bien construido: está basado en el enredo y la confusión elevados a la enésima potencia, lo cual produce gracia porque lo que es el texto resulta bastante sencillito, en cuanto a bromas se refiere. Pero la dinámica dirección de actores y las interpretaciones de algunos de ellos ( en especial, la de Aurora Sánchez, siempre en la misma tesitura surrealista e inigualable) salvan la obra. Porque hay otros, como Jesús Cisneros o Cuca Escribano que no saben lo que es interpretar de un modo natural. ¿Por qué sobreactúan tanto..? ¿Por qué es un vodevil? Pero yo propongo lo contrario: actuar de modo natural, como los actores de las comedias de Almodóvar. Entonces, las situaciones cómicas se realzarían y el resultado sería mucho mejor…

jueves, 11 de abril de 2013

Opera



“La Walkiria”. Centro de Madrid. Día 13 de abril.

Durante este año, celebramos el bicentenario del nacimiento de dos de los más grandes creadores dramático-musicales: Verdi y Wagner.
A este último las Veladas Operísticas dedicará su próxima sesión, donde el experto Félix Falcone hablará de “La Walkyria”, segunda jornada de la tetralogía “El anillo del nibelungo”, montada en el Metropolitan opera house de NY por el gran director de escena Robert Lepage.
Según Falcone, ésta es de esas obras “imprescindibles”. Preguntado por la obra que elegiría para llevarme a una isla desierta, no dudaría en llevarme, al menos, el primer acto de Walkyria.
A la inmensa belleza de su música, se une la profundidad de pensamiento y el rigor en la construcción teatral del mito nórdico. Todo esto lo analizaremos juntos el próximo sábado, previo al visionado de las escenas más destacadas.
La valquiria (título original en alemán, Die Walküre, WWV 86B) es una ópera en tres actos con música y libreto en alemán de Richard Wagner, la segunda de las cuatro óperas que componen el ciclo de El anillo del nibelungo (Der Ring des Nibelungen), y la que se representa más asiduamente, incluso separada del ciclo completo. El fragmento más conocido de esta ópera es la «Cabalgata de las valquirias», introducción al tercero y último acto describiendo a las guerreras semidiosas. Se estrenó en Múnich el 26 de junio de 1870.
Wagner se inspiró en la mitología nórdica al escribir esta obra, específicamente en la Volsunga y la Edda poética.[] Las valquirias son las hijas del dios Wotan y la madre tierra, la diosa Erda, concebidas como doncellas guerreras para defender el Olimpo germánico, el Walhalla, del acecho los Nibelungos y recoger las almas de los héroes muertos en batalla para llevarlos a su descanso eterno en el Walhalla.
La velada consta de una amplia explicación del compositor y la ópera, seguida de una cena y, finalmente, de un coloquio con postres.

lunes, 8 de abril de 2013

Teatro-Drama


“Inmortales”. Sala Cuarta Pared. Del 11, al 13 de abril.

Cuarta Pared  propone una experiencia teatral sin butacas, sin duración determinada.
En pleno debate sobre el acceso a la asistencia sanitaria y sobre quién tiene derecho a unas condiciones de vida dignas, Inmortales nos invita a un viaje al futuro que en la mejor tradición de la ficción científica,  resultará  a la vez atrayente  e inquietante para el espectador,  o mejor diríamos ¿para el asistente?, ¿o para el cliente?
Como en un juego de rol, viviremos una experiencia teatral que va más allá que la de un simple espectáculo teatral y que nos situará en pleno centro de la acción.
¿Seremos capaces de reconocernos dentro de 25 años, cuando los últimos avances científicos y tecnológicos se hayan instalado definitivamente entre nosotros? ¿Será el ser humano el mismo que ahora o se abrirá una nueva era? ¿Qué puede interesarle de la ciencia a una persona que no está vinculado profesionalmente a ella?
El bienestar o las mejoras en su calidad de vida… Pero sobre todo, es el hecho de que lo que a todos nos incumbe es lo relacionado con la enfermedad y la muerte, y si hablamos de avances en ingeniería genética y no de ciencia en general, más aún. 

La ciencia de hoy nos permite asomarnos al genoma humano, el mejor de los horóscopos, y hace posible el diagnóstico anticipado de una enfermedad genética pero, ¿de qué sirve un diagnóstico cuando no existe una solución? La ciencia nos las ofrece, pero estamos dispuestos a admitirlas cuando éstas se sitúan en el límite de lo comúnmente aceptado. Éste es el núcleo  del conflicto en el que nos sitúa Inmortales.