“La flauta mágica”. Teatro Real. Hasta
el 24 de febrero.
Este montaje operístico de “La flauta mágica”, de Mozart, se ha inspirado en el cine mudo.
Es un cuento de hadas, una fábula sobre
la fraternidad, rebosante de simbología y guiños masónicos, considerado el
testamento musical del compositor. Lo podemos ver en el Teatro Real, de Madrid,
hasta el 24 de febrero.
Se
trata de una obra donde el lirismo italiano, la ópera bufa, la tradición
folclórica alemana y el vodevil se dan la mano. Pero su argumento se ha visto
inspirado en el cine mudo, dando una vuelta de tuerca al poderoso mensaje
pacifista del que hace gala esta pieza de Mozart. De este modo, y mediante un
colorido vestuario y una rítmica puesta escena, la producción presenta al
príncipe Tamino, quien perseguido por una serpiente se adentra en el territorio
de la Reina de la Noche. Esta se le aparece y le pide que rescate a su hija
Pamina, secuestrada por el malvado Sarastro. Tamino acepta el desafió a
condición de casarse con ella, pero pronto se dará cuenta de que el mal lo
encarna realmente la Reina de la Noche y no Sarastro.
Nosotros
pudimos verlo en su estreno en Madrid, hace varias temporadas, y aparte del
virtuosismo de los cantantes y de la maravillosa música, nos llamó
especialmente la atención el vídeo tridimensional utilizado como escenario, una
auténtica obra de arte con cientos de horas de ingente trabajo
creativo-tecnológico.
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