“Yo, el heredero”. Teatro María Guerrero. Desde el 16 de septiembre.
“Yo, el heredero” es una comedia amarga del dramaturgo Eduardo de Filippo (“El arte de la comedia”, “Llama a un fantasma”) sobre la herencia y la caridad cristiana, sobre todo el patrimonio de falsos valores que una familia de jóvenes, ya envejecidos en su papel, transmite y conserva de generación en generación. Es la historia de un extranjero venido del mar, cuya llegada alcanza en casa de los Selciano las proporciones de un acontecimiento revolucionario, como un viento de tramontana que altera y corroe la fachada respetable y bien educada de la burguesía.
Eduardo De Filippo somete su dramaturgia a la métrica del teatro puro. Tiene plena conciencia de los sentimientos humanos y pasa con soltura del registro dramático al cómico. Lo hace prestando a los personajes que representa la sonrisa agria del desencanto y su sabiduría de gran actor. Más que un autor de escritorio es un analista cáustico y feroz, irónico y descarado, que registra con precisión obsesiva las contradicciones y las paradojas del género humano, dándole la vuelta al sentido común, detrás del cual se esconde una verdad que nunca resulta consoladora.. En definitiva, es un escritor psicólogo del comportamiento humano.
Eduardo De Filippo somete su dramaturgia a la métrica del teatro puro. Tiene plena conciencia de los sentimientos humanos y pasa con soltura del registro dramático al cómico. Lo hace prestando a los personajes que representa la sonrisa agria del desencanto y su sabiduría de gran actor. Más que un autor de escritorio es un analista cáustico y feroz, irónico y descarado, que registra con precisión obsesiva las contradicciones y las paradojas del género humano, dándole la vuelta al sentido común, detrás del cual se esconde una verdad que nunca resulta consoladora.. En definitiva, es un escritor psicólogo del comportamiento humano.
Así, ha concebido esta obra de 1942 su director, Francesco Saponaro, quien ha elegido a los actores Ernesto Alterio y Concha Cuetos para dos de sus principales papeles.
De Filippo es considerado como un autor “amargo” porque toca temas fundamentales de la vida con un humor agridulce. Lo pudimos comprobar, también en el Teatro María Guerrero, con “Llama a un fantasma”, y anteriormente, en el Teatro La Abadía, con un estupendo montaje de la deliciosa “El arte de la comedia”. Pero yo no le creo un dramaturgo amargo, en absoluto, sino plenamente lúcido, inteligente y, cuando se lo propone de verdad, muy, muy divertido (sus teatro humorístico, por decirlo de algún modo, pertenece a la denominada “alta comedia”) y, ante todo, un profundo analista de la psicología del Hombre.
De modo que es casi obligado ir a ver este montaje de “Yo, el heredero”…
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