sábado, 10 de septiembre de 2011

Teatro

“Carcajada salvaje”. Teatro Bellas Artes. Hasta el 6 de noviembre.

Una actriz archi-premiada y un artista polifacético histriónico coinciden en un escenario para hacer una obra en la que la soledad y, al mismo tiempo, el encuentro son los protagonistas. Además, claro está, del humor como telón de fondo.
No es el el argumento de una obra dentro de otra, sino la realidad de este montaje, que Charo López y Javier Gurruchaga protagonizan. Se trata de un texto de Christopher Duran (maestro contemporáneo del teatro del absurdo, también autor de “Titanic”, entre otras muchas obras).
Estamos frente a un homenaje al teatro del absurdo, que narra la historia de un hombre y una mujer en una ciudad. No se conocen, pero, después de un encuentro casual poco afortunado, acaban respirando juntos, riéndose de sí mismos y de todo, e intentando hacer reir con ellos.
Hace dieciocho años, Charo López ya representó este texto. La función, según la actriz, cuenta la historia de "dos seres humanos que suben a un teatro para hablar de sus problemas, a hacer una suerte de terapia, algo muy habitual en Nueva York y en otros muchos lugares del mundo. Hablan de su patología pero, en el fondo, hablan de la de todos".
Trabajar junto a Javier Gurruchaga en esta obra ha sido estupendo para ella. "Es un actor que tiene una enorme energía para dar a todo el equipo y al público. Posee un talento enorme, es muy simpático, muy bondadoso y me siento feliz con él. Es un niño grande, y de pronto le dan ataques de pasión y quiere que le beses muchísimo", desvela.
Por otro lado, en opinión de la López, el mundo actual "va evolucionando, creciendo y progresando pero también va para atrás y uno no asiste a todo esto porque está en sus pequeñas cosas, miserias y egoísmos". En este sentido, cree que, en España, "necesitamos llorar, callarnos, escuchar, dormir y comer bien... algo que, por suerte, podemos hacer. En otros países, no es así, como África. Y reírnos es parte de la condición humana, dicen que es muy sano. Creo que la personalidad no cambia por la crisis, aunque claro, hay familias que se ríen ahora mucho menos. Pero la obra no va por ahí", aclara.
Si esta obra es interesante es, aparte de por el hecho de contar con dos monstruos de la escena y del texto, por el hecho de que es muy actual porque las cosas que, hace veinte años, eran anunciadas como problemas, ahora se han hecho realidad. En este sentido, es un tanto agorera. Pero, sobre todo, destila una gran inteligencia, al utilizar el humor como parte esencial de su estilo. Y es que la risa, dicen, lo cura todo…

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