viernes, 25 de marzo de 2011

Crítica de Musical

“Forever Young”. Hasta fin de temporada. Teatro Compac Gran Vía, de Madrid.
Un buen musical debe, sobre todo, entretener. Si, además, tiene buenos actores, cantantes, bailarines, buena música y un buen libreto, tanto mejor.
Muchos musicales se parecen en el formato: desde un punto de vista narrativo, todos tienen una preparación, un nudo y un desenlace. También todos incluyen varios números musicales que son por los que los recordamos siempre y un hilo musical conductor recurrente, que enlaza la acción.
En este caso, todo se trastoca porque “Forever Young”, producido por los inenarrables componentes de la compañía humorística El Tricile, no es un musical al uso. Tampoco es que esté en desuso: es algo nuevo y por ende, interesante.
Argumento: un grupo de viejas glorias del mundo del espectáculo viven en la misma residencia de ancianos y pasan sus ratos libres esquivando las malas artes de una enfermera con mala leche cantando y “bailando” sus temas preferidos de siempre.
A priori, el tema no se nos antoja original en absoluto pero lo que lo hace único es la forma de presentarlo: las estupendas caracterizaciones, las interpretaciones y, sobre todo, la música y cómo ha sido construida. Canciones pop y rock de todas las épocas de la segunda mitad del siglo veinte son interpretadas con una gran maestría, humor y gracia. ¿El ideólogo?: el estupendo músico Carlos Cruz.
Por otro lado, también es de destacar la marca Tricicle en el humor utilizado en la obra: un humor blanco, muy gestual e inteligente.
Por eso, el día del estreno, casi todos los que formábamos parte del público no pudimos menos que ovacionar de pie a los actores-cantantes.
¡Imprescindible!

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