“Esperando a
Godot”. Teatro Bellas Artes. Hasta el 5 de enero.
Estamos ante
una adaptación de la existencialista obra de Samuel Beckett “Esperando a Godot”, una tragicomedia
perteneciente al teatro del absurdo que se burla del existencialismo y
simboliza la carencia de significado de la vida humana. La protagonizan Alberto
Jiménez y Pepe Viyuela, en los principales papeles.
La
función, dividida en dos actos, está protagonizada por dos vagabundos: Estragón
y Vladimir, quienes todos los días esperan en vano junto a un camino a Godot.
Ni ellos ni el público llegan a saber nada de este personaje que otorga una
leve esperanza diaria a la surrealista vida de ambos hombres.
Cada
jornada aparece el cruel Pozzo acompañado por su esclavo Lucky, con quienes
charlan y debaten sobre su existencia. Poco más tarde aparece un muchacho que
les indica que Godot no aparecerá pero que al día siguiente seguro que no falta
a la cita.
Esta
consecución de hechos tan repetitivos y sin giros argumentales relevantes
pretende representar el tedio y la nulidad de la vida por medio de un humor
inspirado en las comedias de Buster Keaton y Charlie Chaplin, dos de los
cómicos cinematográficos más importante de la Historia.
La
puesta en escena es notable: unas vías de tren en un lugar de ninguna parte. La
dirección de actores, efectiva, pero se nos antoja que Alberto Jiménez y
Fernando Albizu (en el papel del capitalista prepotente y maltratador)
sobreactúan un tanto. Comprendemos que, al tratarse del teatro del absurdo, las
interpretaciones han de ser diferentes a las de un teatro naturalista, pero un
poco más comedidos hubieran estado mejor.
Con
todo, la obra merece la pena verse, sobre todo, porque es un exponente del
teatro del siglo XX.