“Las cosas que sé que
son verdad”. Teatros del Canal. Hasta el 15 de diciembre.
El
dramaturgo australiano Andrew Bovell y el director Julián Fuentes Reta estrenan
una pieza dramática, protagonizada por la famosa actriz Verónica Forqué, que
profundiza en los complejos mecanismos familiares.
La
obra narra cómo cuatro hijos se esfuerzan por ser ellos mismos más allá de las
expectativas y el amor de sus padres. Su historia adquiere la metáfora de una
planta, que cumple un ciclo vital al agitarse, morir y volver a nacer en una
imparable transmutación progresiva.
Así,
esta familia expone las fisuras emocionales y sociales que surgen cuando se
cuestionan diversos conceptos fuertemente establecidos por la población. Un
entramado que va guiando al público por un discurso que analiza la naturaleza
humana y su capacidad de compasión, transformación y supervivencia.
Esta
es la segunda vez que Bovell y Fuentes trabajan juntos, tras el éxito que
cosecharon con Cuando deje
de llover, ganador de los premios Max a la Mejor Obra y la Mejor
Dirección en 2015, entre otros galardones. Además, ambos artistas vuelven a
confiar en algunos de los intérpretes que actuaron en aquella producción como
Pilar Gómez y Borja Maestre.
La
obra emociona porque habla de las cosas cotidianas de cualquier familia y de
cómo las expectativas de los padres e hijos casi nunca se cumplen porque la
realidad es muy otra a la imaginada y deseada. De esta forma, llegan los
desengaños y los reproches.
En
un escenario en forma de cuadrilátero, los actores declaman y se mueven, en
ocasiones, dando vueltas a él en actos obsesivos: cuanto más drama, más vueltas
y cuantas más vueltas, más tensión dramática. En este sentido, decir que la
dirección está ajustada y las diferentes interpretaciones -con sus más y sus
menos- son acertadas. Si nos dejamos llevar por el argumento -y no somos demasiado
críticos con los estereotipos argumentales que el texto plantea-, llegamos a
emocionarnos porque hay momentos realmente intensos y que nos llegan al fondo
de nuestro corazón.
En
definitiva, una obra "verdad", o al menos, intenta serlo y eso, el
público siempre lo agradece...