“Los
Cenci”. Teatro Español. Hasta el 3 de marzo.
Basada en un hecho real, esta
obra del fundador del movimiento escénito Teatro del Terror, Antonin Artaud,
cuenta la historia de una familia italiana del S.XVI marcada por la tragedia.
Francisco Cenci, es el patriarca, un hombre cruel y despiadado que maltrata
frecuentemente a su familia, llegando al punto de violar a su propia hija,
Beatriz. Hartas del comportamiendo del hombre, y siendo repetidamente ignoradas
por la justicia, las mujeres Cenci deciden matar a Francisco para poner fin a
los abusos, organizando un complot junto a los criados y a un enamorado de
Beatriz.
Artaud presenta en “Los Cenci”, inspirada en Shelley y
Sthendall, una tragedia magnánima, una obra de absoluta crudeza discursiva,
despiadada y cruel. Una tragedia en donde el poder corrupto de una familia se
despliega y alimenta en el ritual, casi cotidiano, del sadismo, el abuso sexual
del padre para con sus hijos, el abandono en el discurso del sentido de familia
y el entrecruzamiento de diálogos donde el asesinato simula ser una metáfora de
salvación.
En primer lugar, nos llama
mucho la atención la moderna y contundente moderna escenografía. Su creadora,
Carmen Castañón, ha logrado con ella introducirnos en un mundo frío y
misterioso, donde la frialdad de su espacio y decoración perfectamente
acompañan al argumento.
Posteriormente, nos fijamos
en una sobresaliente dirección de actores, de la mano de Sonia Sebastián, que
les hace moverse como títeres en un cabaret berlinés futurista. Y títeres son
de su dueño y señor, el malvado Francisco Cenci, el implacable y terrorífico
padre de familia, un hombre, en realidad, enfermo de paranoia fruto de su
deshumanización y egoísmo.
En cuanto a los actores,
todos están bien. Celso Bugallo, como el tirano cabeza de familia actúa bien
pero quizás debería dramatizar más el tono porque, en ocasiones, no da la
talla.
Por su parte, Maru
Valdivieso, la mujer de Francisco Cenci, es una maravillosa actriz, que lo
tiene todo: presencia, voz y buena técnica y sensibilidad para dar vida a todos
los personajes con quien se hace en escena.
Para finalizar, mencionar a
otro protagonista, Celia Freijeiro (Beatriz), cuya belleza y arrojo sobre las
tablas hacen que logre un trabajo notable.
En definitiva: una obra
dura; una puesta en escena muy dura y atractiva; una dirección sobresaliente y
un trabajo actoral más que notable.