domingo, 10 de febrero de 2013

Crítica de Teatro- Drama



“Los Cenci”. Teatro Español. Hasta el 3 de marzo.

Basada en un hecho real, esta obra del fundador del movimiento escénito Teatro del Terror, Antonin Artaud, cuenta la historia de una familia italiana del S.XVI marcada por la tragedia. Francisco Cenci, es el patriarca, un hombre cruel y despiadado que maltrata frecuentemente a su familia, llegando al punto de violar a su propia hija, Beatriz. Hartas del comportamiendo del hombre, y siendo repetidamente ignoradas por la justicia, las mujeres Cenci deciden matar a Francisco para poner fin a los abusos, organizando un complot junto a los criados y a un enamorado de Beatriz.
Artaud presenta en “Los Cenci”, inspirada en Shelley y Sthendall, una tragedia magnánima, una obra de absoluta crudeza discursiva, despiadada y cruel. Una tragedia en donde el poder corrupto de una familia se despliega y alimenta en el ritual, casi cotidiano, del sadismo, el abuso sexual del padre para con sus hijos, el abandono en el discurso del sentido de familia y el entrecruzamiento de diálogos donde el asesinato simula ser una metáfora de salvación.
En primer lugar, nos llama mucho la atención la moderna y contundente moderna escenografía. Su creadora, Carmen Castañón, ha logrado con ella introducirnos en un mundo frío y misterioso, donde la frialdad de su espacio y decoración perfectamente acompañan al argumento.
Posteriormente, nos fijamos en una sobresaliente dirección de actores, de la mano de Sonia Sebastián, que les hace moverse como títeres en un cabaret berlinés futurista. Y títeres son de su dueño y señor, el malvado Francisco Cenci, el implacable y terrorífico padre de familia, un hombre, en realidad, enfermo de paranoia fruto de su deshumanización y egoísmo.
En cuanto a los actores, todos están bien. Celso Bugallo, como el tirano cabeza de familia actúa bien pero quizás debería dramatizar más el tono porque, en ocasiones, no da la talla.
Por su parte, Maru Valdivieso, la mujer de Francisco Cenci, es una maravillosa actriz, que lo tiene todo: presencia, voz y buena técnica y sensibilidad para dar vida a todos los personajes con quien se hace en escena.
Para finalizar, mencionar a otro protagonista, Celia Freijeiro (Beatriz), cuya belleza y arrojo sobre las tablas hacen que logre un trabajo notable.
En definitiva: una obra dura; una puesta en escena muy dura y atractiva; una dirección sobresaliente y un trabajo actoral más que notable.

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