lunes, 30 de enero de 2012

Teatro

“Luces de Bohemia”. Teatro María Guerrero. Hasta el 25 de marzo.
Siempre es un momento excelente para revisitar nuestros clásicos y sus mejores producciones, como “Luces de Bohemia”, del inigualable Valle-Inclán. En esta ocasión, el actor Lluís Homar vuelve a la dirección de escena, después de 12 años de ausencia, con un montaje con dramaturgia y composición musical de Xavier Albertí.
Para el director de escena en la obra está "el sainete popular yuxtapuesto con lo trágico". "Es la tragicomedia, lo más complejo y difícil de hacer", asegura. Y para conseguirlo ha tenido que contar con un equipo "mancomunado", un "casting de entusiasmo" que encabezan los actores Gonzalo de Castro (Max Estrella) y Enric Benavent (Don Latino de Hispalis), hasta un total de 19 artistas, entre quienes también figuran José Ángel Egido (Zaratustra) o Miguel Rellán (Don Filiberto).
Albertí ha advertido que, en ningún caso, se ha hecho una versión de la obra de Valle Inclán. "Es el texto íntegro a excepción de una réplica de siete palabras", ha matizado, añadiendo que su misión "a la alemana" ha sido la de "estar ahí para profundizar en el desarrollo del texto".
Valle retrata una sociedad convulsa, una época donde los espejos de las grandes revoluciones europeas está muy latente, un tiempo donde se produce la modernidad. Todo está al servicio del regeneracionismo ético.
En opinión de Albertí, "el gran peligro de Luces de Bohemia es intentar dar sentido a la palabra esperpento" que considera que ha de ser "una herramienta para transformar nuestra realidad". "Valle Inclán es un cómplice en estos momentos para rearmarnos ideológicamente y ver que tenemos que salir a la calle para cambiar cosas", apunta.
A este respecto, Lluís Homar considera que para Valle Inclán "el esperpento es una salida del armario ideológica y de conectarse". El director opina que el esperpentismo es "el reflejo del alma rota de los personajes".
 Por otro lado, el actor Gonzalo de Castro ha puesto de relieve el "vértigo" que sintió y sigue sintiendo de enfrentarse a este personaje. "Me tiré de cabeza porque no hay tantas ocasiones de defender estos textos y desde luego ha sido todo un descubrimiento para mí", ha declarado calificando la obra de Valle Inclán de "inabarcable" y la propuesta escénica de "original, valiente y moderna".
Por su parte, Miguel Rellán ha recordado que “Luces de Bohemia” "no deja de ser un clásico, lo que implica que siempre tendrá algo que decir". El veterano actor asegura que lo complejo es "salir y decirlo" y ha insistido en que hay "muchas interpretaciones posibles".

domingo, 15 de enero de 2012

Teatro

“La mecedora”. Teatro Valle Inclán. Hasta el 19 de febrero.

El reputado director y actor Josep María Flotats se ha puesto al frente de la dirección de “La mecedora”, obra autobiográfica de su amigo Jean-Claude Brisville, con la que se dio a conocer como dramaturgo este gran escritor, editor y periodista francés. La interpretación corre a cargo de los estupendos Helio Pedregal, Eleazar Ortiz y Daniel Muriel.
Este es el cuarto texto de este autor que Flotats lleva a los escenarios, después de “La cena”, “Encuentro con Descartes y Pascal joven” y “Beaumarchais”.
El texto presenta una gran ironía, humor, sarcasmo, enfrentamiento entre personajes y también el primero en el que el autor no se basa en hechos históricos.
El argumento de la obra narra la historia de un lector de una editorial (Pedregal) que es despedido y que decide ir a ver a su director (Eleazar Ortiz) a su casa para preguntarle personalmente por las causas de ese despido, que parecen estar en el abaratamiento de costes que persigue la editorial. A ellos se sumará un ilustrador de cubiertas para libros (Daniel Muriel).
La obra, "de una vigencia total", según Flotats, aborda la incomunicación entre los personajes. El lector ha sido sacrificado a las demandas del mercado, a la exigencia empresarial de mayores beneficios. También escarba en la actual crisis del negocio editorial.
En el texto, Brisville plantea muchas preguntas pero también algunas respuestas. La más clara: “Hay que saber darle un portazo a muchas cosas", dice Flotats recordando que el personaje del lector se da cuenta de la importancia de "decir no". "Es decir no a la manera de trabajar, a las humillaciones del jefe, a cómo se le trata o exige", según él.
En definitiva, una obra brillante sobre la mercantilización de la cultura, un hecho cada vez más presente entre nosotros.

Danza

Compañía Nacional de Danza. Teatro de la Zarzuela. Hasta el 22 de enero.

La Compañía Nacional de Danza ha estrenado su primer programa con José Carlos Martínez como director. El programa está compuesto por cuatro piezas de diferentes coreógrafos que en su variedad ofrecerán distintas proposiciones artísticas, de modo que el espectador asista en una misma noche a un amplio abanico de posibilidades estéticas, musicales y coreográficas que responden a diferentes sensibilidades y formas de entender la danza.
Programa
“Extremely Close” (estreno por la CND), de Alejandro Cerrudo
Coreografía: Alejandro Cerrudo. Música: Philip Glass/ Dustin Ohalloran. Vestuario: Janice Pytel. Escenógrafo: Alejandro Cerrudo. Diseño de Luces: Tanja Rühl , Tom Visser
Inspirado en los conmovedores e íntimos solos de piano de Philip Glass y Dustin OHalloran, así como en el talento de los artistas en la Hubbard St. Dance Co., Alejandro Cerrudo – aclamado como coreógrafo de gran delicadeza, imaginación, sutileza y encanto – creó esta pieza para ocho bailarines que supuso su segundo trabajo para la compañía de Chicago.


“Walking Mad” (estreno por la CND), de Johan Inger
Coreografía: Johan Inger. Música: Maurice Ravel “Bolero”/ Arvo Pärt “Für Alina”. Vestuario: Johan Inger. Escenografía: Johan Inger. Diseño de Luces: Erik Berglund
Johan Inger creó “Walking Mad” para el Nederlands Dans Theater I en 2001, cuando se encargó a algunos jóvenes coreógrafos una creación coreográfica para una noche con orquesta. Inger quedó cautivado por una vieja grabación para televisión de Bolero, en blanco y negro, con Zubin Mehta dirigiendo a la Filarmónica de Los Ángeles.


“Artifact II”, de William Forsythe
Coreografía: William Forsythe. Música: J.S.Bach : “Partita nº 2” in D minor “Chaconne”. Vestuario, escenografía y diseño de luces: William Forsythe
Artifact es el cuarto ballet del ex-director del Ballet de Frankfurt que pone en escena la Compañía Nacional de Danza. Originalmente la obra tiene una duración de dos horas y se articula en cuatro partes. Este es uno de esos fragmentos. Una vez más, Forsythe quiere romper con la estética tradicional del ballet, deshaciéndola y creando así para el espectador nuevas propuestas visuales. Siempre que el espectador esté dispuesto a ello, una pieza como “Artifact” puede convertirse en una aventura, en el sentido de que no propone nada cerrado, acabado.


“El Espectro de la Rosa” (estreno por la CND), de Angelin Prejlocaj
Coreografía: Angelin Preljocaj. Música: Carl Maria Von Weber. Vestuario: Dominique Gay. Escenografía: Angelin Preljocaj. Diseño de Luces: Jacques Chatelet.
"El 19 de abril de 1911, en el Teatro Palais Garnier de Monte-Carlo, Nijinsky dejó a su público totalmente subyugado con el estreno mundial de ‘Le Spectre de la rose’. Desde aquella primera representación, ha habido numerosas interpretaciones y no existe amante del ballet que no tenga su versión favorita de todos los tiempos…
… En mi opinión, esta coreografía es una especie de puerta de salida, una puerta que comunica con otro período en el tiempo, una cuarta dimensión, que me permite comunicarme con este importantísimo momento en la historia de la danza ", explica Angelin Preljocaj.

Teatro

“170 explosiones por segundo”. Sala Mirador. Hasta el 22 de enero.

La obra “170 explosiones por segundo” es un ejercicio teatral en el que los actores, a través de la articulación de textos verídicos que hablan sobre diferentes temas de la vida cotidiana en la Argentina de finales de los setenta y principios de los ochenta, realizan un relato original y realista sobre cómo se vivía en aquel país, durante la llamada época de "el Proceso".
La obra es un homenaje que sus creadoras, Virginia Jáuregui y Damiana Poggi, han querido hacerle a sus padres como representantes de una generación que luchó por una sociedad más justa durante los años de la que es considerada como la dictadura más sangrienta de la historia argentina.
Jáuregui y Poggi son también las encargadas de interpretar sus propios papeles, perfectamente acompañadas en el escenario por Marcelo Aruzzi y Guillermina Etkin, que aportan además una nota musical a la obra complementando sus más que convincentes interpretaciones.
A través de un ensamblaje libre de textos que describen diversas situaciones cotidianas en la Argentina de la época, adornadas con las intervenciones y la música de la guitarra de Aruzzi y el teclado y la bonita voz de Etkin, Jáuregui y Poggi brillan con luz propia, en una obra que sorprende al espectador por la forma y no tanto por el contenido, sino por su dirección e interpretación.

Teatro

“Drácula”. Teatro Marquina. Hasta el 29 de febrero.
La obra “Drácula” lleva a escena el terror, la magia y el misterio de la popularísima obra literaria de Bram Stoker. Eduardo Bazo y Jorge de Juan dirigen este montaje, protagonizado por Ramón Langa y Emilio Gutiérrez Caba.
Actores como Bela Lugosi, Christopher Lee, Klaus Kinski o Gary Oldman, así como directores de la talla de Murnau, Herzog o Coppola han llevado a la pantalla el mito inagotable del conde Drácula, un personaje que lleva consigo el reto de transmitir una de las sensaciones más difíciles de generar: el miedo.

Para Emilio Gutiérrez de Caba, quien encarna a Abraham Van Helsing en esta función, "el gran reto" es conseguir crear una "atmósfera de miedo" entre los actores que están en el escenario, para que después eso se contagie al público. Junto a él y Langa, sobre las tablas estarán también Martiño Rivas, María Ruiz, Amparo Climent, César Sánchez y Marío Zorrilla.

La psicosis y el estado de nervios se logran a partir de elementos como el sonido o la luz, "y otros efectos especiales que no se pueden desvelar" realizados por el grupo Yunke, que contribuyen a llegar al clímax de "la destrucción del monstruo", según el actor.
Una ventana golpeada por el viento, el ruido del mar, los aullidos de los lobos, los silbatos de los carceleros o las alas del vampiro crean la única banda sonora de esta obra.
Ramón Langa da vida al conde Drácula y para él este género es imperecedero y siempre habrá versiones distintas del Conde Drácula, el Hombre Lobo o Frakenstein.

Opera

“Iolanta”/”Perséphone”. Teatro Real. Hasta el 29 de enero
El Teatro Real inaugura el nuevo año con un estreno mundial. El director de escena norteamericano Peter Sellars dirige la producción conjunta de las óperas “Iolanta”, de Chaikovski, y “Perséphone”, de Stravinski. La dirección musical corre a cargo del joven maestro griego Teodor Currentzis.
Para el director artístico del Real, Gerard Mortier, este espectáculo es una "reflexión permanente sobre el mundo que vivimos", algo siempre presente en el trabajo del Director americano, y lanza un gran mensaje sobre la "felicidad" y cómo "con menos dinero podemos ser más felices”. En este sentido, afirma que ambas óperas cortas constituyen una “pieza visionaria”.
En ambas óperas "no existe un solo momento de rutina", según Mortier, y los cantantes "experimentan todo de manera consciente".
El Teatro Real cuenta con un doble reparto para la interpretación de la obra de Chaikovski, encabezado por las sopranos rusas Ekaterina Scherbachenko y Veronika Dzhioeva, que se alternan en el personaje de Iolanta. Por su parte, en “Perséphone”, cuya protagonista no canta, sino que recita en francés (el libreto está escrito en dicha lengua), está sobre el escenario la prestigiosa actriz francesa Dominique Blanc, arropada por la voz del tenor Paul Groves y el grupo de bailarines camboyanos procedentes de Amrita Performing Arts (Camboya).
Para Sellars, “Iolanta” es la pieza "más visionaria y personal" de Chaikovski. En esta obra se narra la historia de un rey que tiene una hija ciega y no quiere que ella lo sepa. Por eso, obliga a todos a no mencionarle a su hija lo que es la belleza y la luz, "una gran mentira en la que todos participan" y que Chaikovski planteó en la época de la Rusia Imperial. Por otro lado, la pasión de Chaikovski por la música tradicional rusa de la Iglesia ortodoxa, que compartía con Stravinski, también se deja sentir en dicha ópera. De los seis coros de querubines que compuso, esta producción ha elegido uno de ellos.
Respecto a “Perséphone”, compuesta en la década de los años 30 del siglo pasado, Sellars la califica como una "historia de resurrección y renovación de la vida", en un momento en el que el fascismo se instaló en Europa. "En esta obra se reúnen los mitos fundamentales de la creación, los primeros rituales griegos que tienen que ver con la cosecha.", según él. Y es que, en su opinión, tanto Chaikovski, como Stravinski trabajan sobre esos mitos y "crean una música llena de ternura, fragilidad y delicadeza profunda".
En este espectáculo –que no es propiamente una ópera, tal y como está planteado en la producción que nos ocupa- la música cuenta una historia, la danza otra y la parte visual, otra.
En ambos casos, la escenografía es la misma: sencilla y elegante.
En cuanto al vestuario de ambas óperas, quizás es demasiado minimalista y “duro”. Hubiéramos agradecido un diseño estéticamente más bello.
“Iolanta” es, sin más, una delicia, en todos los sentidos: la historia, un poema romántico. La música, de un gusto y musicalidad exquisitas y los cantantes, sencillamente sobresalientes.
Por su parte, “Perséphone” es un espectáculo muy visual, quizás algo duro en algunas partes, respecto a lo que al libreto se refiere (el espectador tiene realmente que ser un amante del estilo de André Gide, sobre el que éste se basa), y un tanto etéreo. Aunque, es posible que ahí radique su originalidad y belleza…

domingo, 8 de enero de 2012

Teatro

“Parecido no es lo mismo”. Teatro Alcázar. Hasta el 30 de enero.
El popularísimo dúo cómico Faemino y Cansado vuelve con su genial humor absurdo, surrealista e inclasificable. Si hemos leído al reconocido filósofo alemán Kierkegaard, nos daremos cuenta de que también podemos negociar con nuestro médico la fecha de nuestra muerte.
Este es un espectáculo polipondurrítico, absurdo y sin ningún fundamento, durante el cual, con toda seguridad, no aprenderemos calceta ni otras artes marciales similares, según los protagonistas.
Recomendado para todos aquéllos que se están gastando una pasta en psiquiatras y psicólogos y quieren desengancharse de ellos ya mismo…