Las terapias psicológicas de un panadero
Una comedia con la participación del actor Antonio Molero que estudia las necesidades de fe e ilusión de la gente. La podemos ver en el madrileño Teatro Fígaro.
Los dramaturgos españoles Cristina Clemente y Marc Angelet escriben y dirigen la comedia Una terapia integral, producida por la compañía La Villarroel, que examina las necesidades de fe y de creer en algo de la gente.
La pieza
está protagonizada por los actores Antonio
Molero, Marta Poveda, Esther Ortega y César Camino, quienes narran cómo Toni
Roca se ha convertido en un panadero estrella y un gurú social. Y es que desde
hace una década imparte un curso intensivo de cuatro semanas para aprender a
hacer pan. Oferta muy pocas plazas, tres concretamente, las cuales se disputan
multitud de personas.
Su éxito
radica en que ayuda a los alumnos a arreglar todo aquello que no funciona bien
en sus vidas porque según su teoría el mejor pan se consigue solo cuando la
persona que lo hace es plenamente feliz. Así, una corteza poco crujiente puede
ser sinónimo de problemas laborales, una miga demasiado densa seguramente se
haya visto influida por una crisis de pareja y un pan soso es indicativo de una
vida sexual insatisfactoria.
Para conseguir superar el curso, los estudiantes se someten a una serie de pruebas y lecciones de lo más heterodoxas que les llevan a confesar sus conflictos más íntimos, liberarse de sus miedos, llorar o gritar a pleno pulmón. Con estos ingredientes se articula una comedia con toques dramáticos que indaga en el negocio en el que se ha convertido la felicidad y las pulsiones de una sociedad que ha dejado a un lado la religión, pero que al mismo tiempo sigue precisando creer en algo para que sus existencias adquieran ese sentido que tanto necesitan.
Es una
comedia con moralina…Quitando esto, el desarrollo del argumento se realiza con
mucha gracia y una dirección dinámica, lo que para este tipo de vodeviles es de
agradecer.
Por otra
parte, los actores están que se salen, en especial, César Camino, especializado
en este tipo de teatro gracioso y con chispa.
El poner
a una panadería como diván psicológico es original y usar la masa del pan como
metáfora lo es más.
El día de
su estreno nos reímos a rabiar y salimos contentos.
Tendrá
éxito…
La podemos ver en el madrileño Teatro Fígaro,
hasta el 15 de enero.
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