“Drácula”.
Teatro Fernán Gómez. Hasta el 9 de febrero.
El director
Ramón Paso (La importancia de llamarse Ernesto, Lo que mamá nos
ha dejado) ha escrito y
dirige una adaptación de la famosa novela de Bram Stoker “Drácula”, con el protagonista ahora en el siglo XXI y desentrañando
los más modernos clásicos del vampirismo con una sutil pincelada de humor, algo
de erotismo y un ambiente decadente.
Escrita
en 1897 por Stoker, “Drácula”
es uno de los libros más vendidos y prestigiosos de la literatura universal.
Para su creación el autor se basó en las conversaciones que mantuvo con el
húngaro Arminius Vámbéry, quien le habló del príncipe de Valaquia, Vlad Tepes.
Su
historia coloca al joven abogado, Jonathan Harker, en un recóndito lugar de
Transilvania. Harker está comprometido con la bella Mina Murray y, antes de su
boda, ha tenido que acudir al lúgubre castillo del conde Drácula, un
aristócrata que ha comprado una serie de terrenos en Londres. Allí se convierte
en su huésped durante el tiempo en el que se cierran los acuerdos, pero Harker
descubre que se trata de un ser sobrenatural, terminando como su rehén.
Drácula
viaja a Londres, donde se encuentra con Mina y su amiga Lucy, a quien hace su
presa para absorberle la sangre todas las noches. Ante la extraña enfermedad
que acusa Lucy, el doctor John Seward pide ayuda al médico holandés, Abraham
van Helsing, quien sospecha de la acción de un no-muerto. El final, es de todos
conocido…
El
montaje que vimos en el Fernán Gómez es desigual: tiene partes emocionantes,
pero otras son un tanto confusas porque el guion no es demasiado claro. No
obstante, los actores dan lo mejor de sí mismos y la escenografía está desprovista de casi todos los elementos
decorativos para dar protagonismo a los actores y a la acción.
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