“La pasión de Kierkegaard”.
Teatro Lagrada. Hasta el 17 de febrero.
“La
Pasión de Kierkegaard” es el ejemplo perfecto de la lucha del individuo
contra el sistema. Hoy el individuo carece de autonomía propia. Somos células
parásitas de un cerebro cibernético formado por redes sociales... Facebook,
Instagram, LinkedIn, Twitter, YouTube etc. No decidimos por nosotros mismos,
dependemos de una conciencia colectiva. Kirkegaard y Alfredo se rebelan y
gritan a la oscuridad...”Cuanto tiempo
se tarda, amigos míos, en llegar a ser
persona”.
He sido feliz al apreciar como Alfredo,
debate su ansia de vida, con Kierkegaard, el filósofo de la realidad humana. Escucharlos debatir, es una necesidad tan
útil, como pensar. Ver a
Kierkegaard llorar, me hace lamentar, la razón, de que urbanitas como
nosotros, no aprendiéramos a llorar.
Gracias al buen Kierkegaard, por la paciencia que ha tenido en
facilitarme la posibilidad de intentar conocerle y apreciar, que todo ser humano, siempre tendrá, el
dolorido sentir existencialista, que
Kierkegaard vivió y analizó en vida.
A lo largo de más de cincuenta años, la curiosidad me llevó a aproximarme a seres como Freud,
Mussolini, la Reina Isabel, Santa Teresa, Picasso, Medea y Ouka Leele (Bárbara
Allende)… mi osadía la he pagado cara, pero a mis años, me siento feliz de al
menos, haber intentado saber el porqué y el cómo, de estos seres que fueron lo
que el destino les obligó a ser.
Hoy es Soren Kierkegaard, el que me animó a llamar a su puerta para
llevarle al teatro. Ha sido un atrevimiento para un independiente como yo, que
apenas acepta las reglas convencionales del teatro. Mi escuela es, el payaso
Charlie Rivel y su minimalismo… una silla, un paraguas y un actor.
La suerte me facilitó trabajar con Víctor Rivas, que durante tres meses me fue asombrando con su
creatividad actoral. Nacido para ser actor de ley, puedo decir que verle creer
y crecer, letra a letra a Soren Kierkegaard y al personaje de Alfredo, ha sido
en mi vejez, una reafirmación de que el teatro puede ser, no solo reflejo de
nosotros mismos, si no también, verdad, incendio y Humanidad.
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