“Parsifal”. Teatro Real. Hasta finales
de abril.
El estreno de “Parsifal”, de Wagner, en los grandes teatros de ópera a
partir de 1914, tras caducar los derechos exclusivos que Richard Wagner había
dejado al Festival de Bayreuth desde su estreno en 1882, produjo un impacto
enorme. No sólo por el descubrimiento de una de las partituras más monumentales
y emocionantes de la historia de la música, sino también por una temática
turbadora en plenas Gran Guerra y postguerra. Ese Parsifal que llegaba tras
años de espera impaciente para salvar el templo del Grial sintetizaba el clima
emocional de la Europa del momento, de grandes sacrificios y penurias,
desorientación colectiva y búsqueda desesperada de un líder. Parsifal, el
inocente educado en la compasión, encarna el espejismo de la redención. Este es
el punto de partida de la puesta en escena de Claus Guth, uno de los grandes
nombres de la dirección de escena contemporánea, que debuta en el Real con uno
de sus más aclamados espectáculos. El decadente hospital para lisiados de
guerra en el que transcurre la acción, inspirado en el sanatorio de La montaña
mágica de Thomas Mann, encarna los traumas y el desánimo que siguió a la
Primera Guerra Mundial, cuyas esperanzas puestas en un nuevo líder desembocarán
en un nuevo desastre.
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