Teatro Arteria Coliseum, toda la temporada
Vuelve el musical con música de Mecano con una nueva puesta en escena, "Hoy, no me puedo levantar". Después de más de dos millones y medio de espectadores, este espectáculo musical regresa a Madrid mezclando el hip hop, la danza clásica y la tecnología con los grandes éxitos de la discografía de Mecano. Mario y Colate abandonan su pueblo y deciden probar suerte en Madrid, ciudad en la que pretenden triunfar en el mundo de la música. La capital les recibe con una realidad muy diferente a la que habían imaginado pero ya no pueden volver atrás así que deciden montar un grupo. Un día ganan un concurso y consiguen firmar un contrato con una discográfica pero es entonces cuando empiezan sus problemas...
La década de los ochenta es protagonista en esta obra y el legado de Mecano se alza como referencia de la misma. Gracias a eso Hoy no me puedo levantar se ha convertido en uno de los musicales de mayor éxito en la historia de España; ahora llega con una nueva puesta en escena y con muchas más novedades respecto al montaje anterior. Hay que decir que la producción tiene un fallo importante, que es que la música se sobrepone a la voz de los cantantes: en no pocas ocasiones, casi no se les oye.
Por otro lado, el protagonista masculino canta muy bien pero no sabe actuar y su a su contrapunto femenino le ocurre que tiene una bonita voz pero no la sabe proyectar y en cuanto a actuar, poco. Por eso, están mucho mejor los secundarios. En cuanto a las coreografías, son divertidas aunque no espectaculares. Sí es, en cambio, espectacular la puesta en escena, con los continuos cambios de escenarios: en este caso, la segunda parte es apoteósica.
Pero, con todo y con esto, el público disfruta como enanos y a nosotros, que ya andamos cerca de los cincuenta, los ochenta siempre nos traen recuerdos llenos de melancolía porque fue nuestra época y no otra.
Por otro lado, el protagonista masculino canta muy bien pero no sabe actuar y su a su contrapunto femenino le ocurre que tiene una bonita voz pero no la sabe proyectar y en cuanto a actuar, poco. Por eso, están mucho mejor los secundarios. En cuanto a las coreografías, son divertidas aunque no espectaculares. Sí es, en cambio, espectacular la puesta en escena, con los continuos cambios de escenarios: en este caso, la segunda parte es apoteósica.
Pero, con todo y con esto, el público disfruta como enanos y a nosotros, que ya andamos cerca de los cincuenta, los ochenta siempre nos traen recuerdos llenos de melancolía porque fue nuestra época y no otra.
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