lunes, 27 de agosto de 2012

Crítica de Teatro


“Usted tiene ojos de mujer fatal”. Teatro Galileo. Hasta el primero de septiembre.

"Las lágrimas de una mujer son vermú para la conquista", afirma, más o menos con estas palabras, Sergio, el protagonista de “Usted tiene ojos de mujer fatal”, del dramaturgo español de mediados del siglo XX Enrique Jardiel Poncela. Es una de las obras más conocidas del autor madrileño, que interpretaron en su día actores como Ismael Merlo o Luis Varela, entre otros grandes del teatro Español.
Argumento: Sergio es un playboy, una especie de parodia de Don Juan, al que esperan cada mañana varias mujeres despechadas a la puerta de su alcoba. Son los desechos de su afición obsesiva de probar y tirar a las mujeres como si fueran "un pirulí" (en la versión original) o como "un pinchito" (en la versión de la obra que estrenó este miércoles la compañía Impromadrid). En ambos casos, se tiran cuando sólo queda el palo.
Con esa reflexión -la de las lágrimas-vermú-  y otras similares de Sergio -Ignacio Soriano- su mayordomo (Richard Colllins Moore)  -personaje clave- ha rellenado ya ocho cuadernos sobre el arte de la conquista a lo Don Juan. Es tanto el furor que Sergio provoca en las mujeres que algunas después de pasar una noche con él decidieron quedarse para siempre a su servicio para poder seguir viéndole. Es el caso de una marquesa que hace de criada o una dama argentina que ocupa el puesto de secretaria.
Así de absurdo, surrealista y desconcertante es el universo de Sergio en torno al cual gira esta comedia de Jardiel Poncela, estrenada en Valencia en 1932. Un pequeño mundo que se desmoronará cuando Sergio conozca a una mujer cuyo recuerdo no pueda borrar. La palabra "amor" no parece creíble en sus labios pero será la culpable de unos cuantos enredos y un final feliz...
Decir que la obra, que en sí misma resulta muy anacrónica –por su sentido del humor bastante ñoño-, se convierte en una bomba de hacer reir con este montaje, que tiene una dirección muy inteligente y una interpretación más que notable de algunos de sus intérpretes (Collins, las actrices). De modo que su tono es altamente surrealista, de vodevil con aires de astracanada, que resulta muy innovador y nos engancha desde el principio.
Por su parte, la escenografía es moderna y elegante. Sobria cuando lo tiene que ser y tecnológica con una muy buena resolución de ciertas escenas, cuando toca.
En definitiva, un montaje altamente recomendable para “echar unas buenas risas” y, luego, dormir como niños...o ir se juerga, que para eso es verano…

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