“Casa de muñecas”. Teatro Fernán Gomez. Hasta el primero de mayo.
El genial dramaturgo sueco de finales del siglo XIX, Henrik Ibsen, escribió su obra más universal, “Casa de muñecas”, como un “thriller” psicológico. El escándalo que provocó el escritor con esta obra, en 1879, aún, hoy día, continúa vigente. En ella, se describe la vida de Nora, una mujer deseosa de escapar de su “idílico” matrimonio para encontrar su propio camino. De este modo es como el autor reflexiona acerca de la independencia, las convenciones sociales y la necesidad de rebelarse contra ellas.
La obra recuerda mucho a otra del mismo autor, también protagonizada por una mujer fuera de su tiempo, “Hedda Gabler”, que también se rebela contra todo lo establecido, social y personalmente en su vida privada y que, en última instancia, plantea un dilema moral, como en este caso. En ambas obras, las protagonistas descubren que viven en una mentira y hacen lo que sea por romper con esa situación.
Por otro lado, “Casa de muñecas” se enmarca en un ambiente propio de un cuento de terror, donde imperan la inquietud y la amenaza de ese mundo artificial en que mora la protagonista, interpretada notablemente por una cada vez más madura Silvia Marsó. El caso es que Ibsen dotó de un proceso interior a este maravilloso personaje, que, finalmente, se convierte en una especie de abismo porque se percata de su papel en la sociedad, frente a su marido y, en definitiva, frente a su entorno; finalmente, revienta y lo tira todo por la borda.
Una obra imprescindible del teatro moderno y que tiene mucho que aportar en la sociedad de nuestros días, tan convencional y arcaica en muchos aspectos, aún…
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