jueves, 19 de enero de 2023

Acida crítica de la aristocracia moderna

Decadencia es una versión de la ácida crítica a la aristocracia del dramaturgo Steven Berkoff. La podemos disfrutar en el madrileño Teatro de La Abadía.


Los conocidos actores Pedro Casablanc y Maru Valdivieso representan, en el madrileño Teatro de La Abadía, una versión de la reconocida comedia negra Decadencia, de Steven Berkoff.

Se trata de una ácida crítica a las clases pudientes que el famoso actor inglés escribió en la década de 1980 de un Reino Unido en el que gobernaba Margaret Thatcher. Una caricatura social donde ambos intérpretes se meten en la piel de cinco personajes: dos parejas de la aristocracia y un vividor que intenta sacar el máximo rédito de la vida.

La obra expone cómo Steve, un burgués de clase alta, vive un romance con Helen, una excéntrica y sensual nueva rica. Sin embargo, Steve está casado con Sybil, quien contrata a Les, un detective privado, para que investigue la infidelidad de su marido. Pero todo se complica aún más cuando Sybil y Les comienzan una relación amorosa.


La función ha sido adaptada por Benjamín Prado y está dirigida por el propio Pedro Casablanc. Es una creación de Producciones Off y de Vania Producciones y cuenta con Laura Ortega y Nacho Redondo como ayudantes de dirección, la escenografía de Sebastià Brosa y Silvia De Marta, y el vestuario de Antonio Belart.

La podemos ver, hasta el 5 de febrero, en el madrileño Teatro de La Abadía.

 

Las nuevas tecnologías en el teatro

El dramaturgo Oriol Puig Grau dirige la obra Karoke Elusia, que supone la culminación del proyecto internacional de creación escénica Extended Universe. La podemos ver en el madrileño teatro público nacional Teatro María Guerrero.


El madrileño Teatro María Guerrero ofrece una obra escrita y dirigida por el dramaturgo Oriol Puig Grau, Karaoke Elusia. Un montaje que supone la culminación del proyecto internacional de creación escénica Extended Universe, cuyo objetivo  es promover el uso de nuevas tecnologías en la creación teatral y la implicación de jóvenes en la práctica escénica.

La obra pone en escena a los personajes de Anita, Sam y Cristian que alquilan la sala privada de un karaoke para celebrar su graduación de instituto. A lo largo de la noche interpretan canciones y recrean todo lo que ha pasado este último año, un curso que ha sido muy difícil para los tres. Hace unos meses Sam intentó suicidarse, lo que causa un gran revuelo de acoso escolar por redes sociales que no fueron capaces de parar ni padres ni profesores.


Nacido en 1992, en Barcelona, Oriol Puig Grau combina su carrera como creador con la de actor. En su carrera ha dirigido y coescrito el largometraje El sitio de Otto, estrenado en BCN Film Fest (Barcelona) y Cinespaña (Toulouse) y como actor, ha trabajado en series de televisión como Velvet (Antena 3), La Verdad (Telecinco) o Drama (Playz) y películas como Julia Ist (Lastor Media).

 

La podemos ver, del 20 de enero, al 12 de febrero, en el madrileño Teatro María Guerrero.

miércoles, 18 de enero de 2023

 

Joan Matabosh, director artístico del Teatro Real

“La singularidad de la ópera consiste en una complejidad formal”

 

Joan Matabosh, director artístico del Teatro Real, comenta, en esta entrevista exclusiva de FAN FAN, el día a día de su trabajo, cómo cuesta poner en marcha una ópera. También opina sobre los montajes clásicos versus los modernos y habla del presente y futuro del ballet.


Joan Matabosh, el director artístico del Teatro Real, empezó su formación estudiando Sociología, en la Universidad Complutense, de Madrid, donde acabó licenciándose. También realizó los estudios de Música, en el Conservatorio Superior de Música del Liceo, de Barcelona, y Ciencias de la Información, en la Universidad Autónoma de Barcelona.

En el mundo lírico, comenzó a trabajar como crítico de ópera, música, teatro y danza, en diversas publicaciones nacionales e internacionales.

En 1993, fue nombrado director artístico adjunto del Gran Teatro del Liceo, para pasar a ser el director artístico, tres años después. Renovó la programación de dicho teatro, promocionando a los grandes grupos catalanes, como La Fura dels Baus y a grandes directores, como Calixto Bieito.

En 2013, renunció a su cargo en el Liceo para ocupar el mismo cargo en el Teatro Real, de Madrid, substituyendo al anterior director artístico, el conocido Gerard Mortier.

 


FAN FAN.-
La programación 2022-23 está repleta de grandes producciones operísticas, como La sonámbula, Dido y Eneas o Turandot. ¿Cuesta mucho dinero poner en marcha producciones de este calibre..?

JOAN MATABOSH.- La ópera es un espectáculo caro. Hace falta una orquesta, un coro, un equipo de solistas y de técnicos, una dramaturgia, etc. Todos estos elementos juntos, compartiendo un escenario y un proyecto. Esto quiere decir muchos artistas, muchos técnicos y una organización implacable del trabajo que garantice, al mismo tiempo, que se pueda desarrollar un proceso creativo. No serviría de nada que la planificación simplemente garantizara que el trabajo se pudiera llevar a cabo. Lo más importante es que se organice de tal modo que se garantice que los ensayos sean un proceso genuinamente creativo. Un proceso cuyo final es una obra artística, que es lo que es la ópera. La singularidad de la ópera consiste en un complejidad formal y, por lo tanto, en su inmensa complejidad potencial de sentido. Tenemos la literatura del texto dramático (el libreto); el tejido musical que construye la orquesta y el coro; las voces de los cantantes; las formas, colores y sombras de la escenografía, el vestuario, la iluminación y el vídeo; los cuerpos y la gestualidad de los personajes; y a veces la danza. Y lo más importante de todo no es que sean muchos los ingredientes, sino que ese canto, esa dramaturgia, esa orquesta, forme una estructura de sentido. Por eso una buena definición de lo que es la ópera es, me parece, “la más compleja confluencia de todas las artes al servicio de la expresión”. 

Los montajes modernos

F.F.-Algunos dicen que los montajes modernos solo sirven para ahorrar dinero y que, al mismo tiempo, se excusan diciendo que es la tendencia escénica actual. ¿Qué opina usted al respecto..?

J.M.- Supongo que son opiniones muy poco informadas. ¿Desde cuándo un montaje moderno ahorra dinero respecto a un montaje clásico? ¿Alguien se cree esta absurdidad? ¿En base a qué? Cada espectáculo tiene su propia lógica, en el momento de establecer un proceso de producción, y esta lógica puede ser muy diferente en dos proyectos dramatúrgicos diversos. Pero esto no tiene nada que ver con que la dramaturgia sea más o menos moderna. Muchas veces, los espectáculos en los que aparentemente no hay casi nada en escena son los más caros porque esto implica un nivel de sofisticación en la iluminación, en la dirección de actores y en los detalles de los acabados mucho más costoso que llenar el escenario de elementos corpóreos o de muebles. 

F.F.-¿Qué le apetece más, sinceramente, producir ópera clásica o moderna?

J. M.-Lo que considero innegociable es producir ópera a un nivel máximo de calidad. Estoy abierto a múltiples opciones en lo interpretativo, lo dramatúrgico y lo vocal; y estoy dispuesto a dar por buenos modelos de gestión antagónicos siempre y cuando puedan garantizar unos indiscutibles estándares de calidad. De hecho, cuando se puede garantizar la calidad del producto, es muy sano que haya aproximaciones interpretativas divergentes ante una obra. Y, faltaría más, es legítimo que algunas de estas interpretaciones gusten más que otras. Pero si no hay calidad, no hay nada que sea justificable. Al final, el gran reto de un gran coliseo es que, más allá de guste más o menos un espectáculo, lo que se ofrezca sea de la calidad máxima. Esto es lo que hace el Teatro Real, pero no es algo que puedas dar por logrado definitivamente. Este es el reto de cada día. El tipo de dramaturgia es instrumental, y puede ser más o menos clásica según la estética del equipo artístico al que se haya confiado el proyecto. Lo relevante no es la estética de la puesta en escena sino su capacidad de expresar el sentido de la obra. Cuan relativo es, desde esta perspectiva, que la dramaturgia sea fiel a las acotaciones del original o las recree. Lo único que realmente importa es que exprese su sentido y, para ello, una representación literal puede ser potenciadora o letal para expresarlo exactamente igual que una dramaturgia rompedora puede enterrar bajo su ingenio el sentido o revelarlo. Lo importante es que el espectador ha de entender aquello que se expresa y revivirlo en la propuesta escénica y musical. Lo que está claro es que la pasividad lo impide. 


La ópera contemporánea

F.F.-¿Por qué la ópera contemporánea no se prodiga lo suficiente en los escenarios, como piensan algunos?

J.M.-Los teatros tienen que hacer el esfuerzo de normalizar la presencia de la creación contemporánea en sus programaciones. Este es uno de los objetivos principales de cualquier programación responsable. Una de las responsabilidades de un teatro es contribuir a la evolución del gusto del público. Y eso es lo que pretenden las temporadas del Teatro Real, y mi objetivo principal. Mi foco está puesto en defender la ópera como una extraordinaria forma de arte, es decir, se trata de contemplar fuera de nosotros nuestra experiencia común. Tiene sentido volver a plantear un texto o una partitura del pasado porque la obra expresa algo que nos afecta. Expresa lo que somos y lo que sentimos. Y lo hace, además, con una nueva complejidad que nos permite no solo recordarlo sino sobre todo redescubrirlo. Esto es lo extraordinario del placer artístico, y por esto la experiencia del arte puede contribuir a que seamos mejores ciudadanos, más sensibles al entorno, más empáticos, más abiertos, más receptivos.  Por eso, necesitamos teatros, museos, librerías, cines y plataformas audiovisuales

F.F.-¿Piensa que hay menos ópera moderna porque entre los nuevos públicos la ópera no es popular?

J.M.- Es un falso debate. Todo lo que actualmente nos parece “clásico” hace un tiempo fue tachado de “moderno”, y muchas veces rechazado e incluso considerado inaceptable porque rompía con los cánones estéticos de su tiempo. Como decía Richard Taruskin “la contracultura de hoy será la ortodoxia de mañana”. 

Atraer a nuevos públicos

F.F.-¿Qué hace el Teatro Real para atraer a nuevos públicos..?

J.M.- La política de atracción de jóvenes está dando unos frutos magníficos. En todas las funciones hay un cupo que llamamos “Butaca Joven” a tarifas preferentes de 20 Euros para menores de 26 años; y de 30 Euros para menores de 36 años. Y además están las entradas de “Último minuto”: a 20 Euros para menores de 26 años en cualquier zona del teatro; y a 34 Euros para menores de 36 años igualmente en cualquier zona del teatro. A partir de las 14.00 h del día de la función pueden comprar las entradas de “Último minuto” los Amigos Jóvenes; y a partir de las 16.00 h del día de la función pueden comprar entradas de “Último Minuto” todos los jóvenes, sean o no Amigos del Teatro Real. Yo recomiendo a todos los jóvenes que lo prueben y, si les agrada la experiencia, que se hagan Amigos Jóvenes. Las ventajas son extraordinarias, y no solo por el acceso preferente a butacas a precios de “gintónic”. Los teatros tienen que hacer el esfuerzo de abrirse, y de favorecer que capas amplias de la población accedan a la música, a la ópera y al teatro. Esa es una de sus responsabilidades. Hay que diseñar políticas de precios que permitan el acceso entre los más jóvenes; y fomentar un programa educativo y pedagógico como el Real Junior, que es un ejemplo admirable. 

F.F.-¿ Da la impresión de que el ballet y la danza, en general, están cobrando fuerza en el Teatro Real ¿Es así? ¿Por qué..?

J.M.-En Madrid, la programación de danza es espectacular, pero se encuentra repartida entre varias instituciones como los Teatros del Canal, el Teatro de la Zarzuela, el Centro Cultural Conde Duque y, también, el Teatro Real. La aportación del Teatro Real es programar a grandes compañías de danza cuyas producciones no pueden acceder a otros escenarios de Madrid. Pero lo que no vamos a hacer es entrar a competir con lo que otras instituciones de Madrid están haciendo ya de una forma modélica. En definitiva, la danza forma parte de la programación del Teatro Real y está muy consolidada su presencia y su demanda. Pero el Teatro Real es solo una de las instituciones que programan danza en Madrid. Y es estupendo que así sea. 


El ballet, ¿elitista?

F.F.- ¿Cree que el ballet es tan elitista como la ópera en este país..?

J.M.- La etiqueta de elitismo está actualmente muy lejos de reflejar la realidad, en ópera y en danza, pero es evidente que romper estos lugares comunes debe ser uno de los retos fundamentales de una institución como el Teatro Real. Un teatro que en pocos años ha multiplicado sus abonados y su público, que se ha abierto a audiencias mucho más diversificadas, que tiene políticas espectaculares para jóvenes, no debe pasar por elitista porque se trata de una “etiqueta” trasnochada, sin apenas que ver con la realidad. Eso sí: el teatro debe hacer todo lo que esté en su mano para luchar contra estas “etiquetas” y todos los esfuerzos que haga serán siempre insuficientes. Hay que ser lo más ambiciosos que podamos en lograr que el acceso a la Cultura sea universal. Y la ópera, que es la más compleja confluencia de todas las artes al servicio de la expresión, debe hacer un esfuerzo suplementario para lograr ser accesible a todos. En cuanto a la danza, se puede afirmar lo mismo. Debemos hacer el esfuerzo de reducir al máximo posible el precio de las entradas, pero siempre me ha parecido incomprensible que consideremos elitista una entrada de ópera que cuesta menos de la mitad que una entrada de fútbol. 

Los compositores favoritos

F.F.-¿Cuáles son sus compositores de ópera favoritos..? ¿Por qué..?

J.M.- No es relevante el gusto del programador en el momento de confeccionar la programación de una temporada. Supongo que es inevitable que algo influya, pero hay variables mucho más importantes que son las que deben imponerse. Al margen de lo que a mí me guste, hay títulos y compositores que deben reivindicarse porque son asignaturas pendientes relevantes de la institución, y aportaciones culturales fundamentales al panorama cultural de Madrid. Suelo entusiasmarme por lo que se avecina. Por ejemplo, “La nariz” de Shostakovich está basada en el cuento homónimo de Nikolai Gogol, sobre un pequeño funcionario, el Mayor Kovalov, que un día se despierta, se mira en el espejo y se encuentra con que le ha desaparecido la nariz. Encima, tras buscar desesperadamente su propia nariz por las calles de Leningrado (San Petersburgo en el texto de Gogol) descubre, tras encontrarla, que su nariz ha adquirido mucha más relevancia social que él mismo: es Consejera de Estado, que es el cargo al que aspira llegar algún día tras ascender pacientemente por la escala funcionarial peldaño a peldaño a lo largo de toda su vida. La obra es una sátira feroz y corrosiva de la nueva administración soviética surgida de la Revolución. Pero la obra invita también a una lectura psicológica. “La nariz” parece también una versión grotesca del romántico doppelgänger”, el aterrador “alter ego” que confronta al ego con sus propios miedos y deficiencias. Es como una fantasía sexual pre-Freudiana. La importancia de esta excrecencia del cuerpo normalmente ignorada se revela solo como trascendental cuando el apéndice se ha perdido. Con el añadido humillante de que envía señales inequívocas sobre la dudosa virilidad del propietario del apéndice extraviado. Una ópera singular, extraordinaria, que va a subir por primera vez al escenario del Teatro Real.

martes, 17 de enero de 2023

Versión moderna del mito de Electra

 

La compañía Atalaya Teatro estrena, en Madrid, la adaptación de este texto del teatro clásico universal Electra sin perder su reconocido lenguaje contemporáneo. ¿Su título?: Elektra.25


La compañía Atalaya Teatro estrena, en los madrileños Teatros del Canal, una adaptación de ese texto perteneciente al teatro clásico universal: Elektra.25. Esta adaptación coincide con la otra puesta en  escena de dicho mito, en este caso, en el Teatro La Abadía, de la que también, hace poco, escribimos en estas páginas. 

Electra es un mito llevado a escena para generar en los espectadores un interrogante en torno a la venganza y transmitirles emociones poco cotidianas.

La compañía Atalaya lleva 25 años adaptando grandes textos del teatro clásico universal y en esta ocasión llevan a escena Elektra.25 donde quieren conmemorar dicho aniversario. Una fecha que además coincide con los 25 años del fallecimiento del referente teatral Heiner Müller, y los 25 siglos del nacimiento de uno de los tres padres de la tragedia griega, Eurípides.


Elektra
 cuenta con una fuerte carga emotiva debido a que su leitmotiv esencial ha perdurado a través de los años. El tema central es la venganza, que ha sido y sigue siendo el origen de numerosos conflictos, a lo largo de la historia.

El objetivo de adaptar este mito es el de crear en el público un interrogante en torno a la venganza, así como transmitirle emociones ajenas a las cotidianas; no se trata solo de narrar la historia de Elektra, sino de causar en el espectador la catarsis que promueva sensaciones que no puede experimentar en ningún otro lugar, según la propia compañía.

 

La podemos ver en los madrileños Teatros del Canal, los próximos días 18 y 19 del mes.

Nueva temporada de Corral Cervantes

La nueva temporada de Corral Cervantes (espacio madrileño para las obras clásicas) incluye la representación de títulos del Siglo de Oro que han destacado en anteriores ediciones, como La pícara Cervantes o La malcasada.


De la mano de la Fundación Siglo de Oro, el madrileño distrito de Arganzuela acoge de nuevo la iniciativa Corral Cervantes que presenta su temporada regular del 12 de enero al 31 de julio, con funciones de martes a domingos. Una programación que incluye la representación de títulos del Siglo de Oro que han destacado en anteriores ediciones y que puede verse en el espacio Corral Cervantes localizado en el parque Madrid Río, en el Paseo de la Chopera frente al Palacio de Cristal de Arganzuela.

Corral Cervantes regresa de nuevo para convertirse en una gran fiesta de las artes escénicas del barroco con la representación de varios espectáculos a lo largo de 6 meses que pueden verse en la Sala Cervantes. Un encuentro organizado por la Fundación Siglo de Oro (FuSO), con la colaboración de Beon Worldwide, y la colaboración institucional del INAEM del Ministerio de Cultura, Comunidad de Madrid, el Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, su Dirección General de Programas y Actividades Culturales, su Dirección General de Patrimonio Cultural, la Junta Municipal de Arganzuela y el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro-Clásicos en Alcalá.


La nueva temporada comienza con la presentación de La Pícara de Cervantesuna obra interpretada por la actriz Aida Santos-Allely que se mete en la piel de los catorce personajes que aparecen en la escena, recreando así un bululú. Esta obra forma parte de ArganzuelOROS, un certamen que nace en 2020 con el objetivo de dar visibilidad a los montajes de directores, dramaturgos, compañías y otros creadores noveles.

También podrá verse Marrano, un cuento de la Inquisición de la mano de LaPercha Teatro. Una tragedia histórica que parte de un teatro físico, donde el trabajo gestual, la música en directo y la palabra son los protagonistas. Por su parte, Ana Vélez dirige La malcasadauna comedia delirante de Lope de Vega donde una viuda casa a su hija con un rico anciano y se reflexiona con humor sobre cómo la libertad queda subordinada al dinero.

Dentro de la programación no podía faltar la representación del clásico El perro del hortelano, escrito en 1613 por Lope de Vega, que en esta ocasión de la mano de Dominic Dromgoole y Rodrigo Arribas. Una historia de sangre azul, sobre el erotismo y los privilegios que ostentaba la aristocracia a comienzos del siglo XVII.


Por su parte, el dramaturgo Ernesto Arias dirige la representación de El hospital de los locos de José Valdivieso, un auto sacramental publicado en 1622. La obra se inscribe dentro del compromiso de la Fundación Siglo de Oro con los clásicos españoles para su estudio y divulgación.

Rodrigo Arribas se pone al frente de La dama boba, una obra terminada de escribir en 1613, perteneciente al género de las comedias de enredo que plantea el recurrente juego cómico entre el amor y la razón, una característica del Siglo de Oro y de su autor Lope de Vega.

La temporada de Corral Cervantes también contará con citas musicales que llegan de la mano de artistas como Tontxu que ofrecerá un concierto acústico coincidiendo con el 25 aniversario de su carrera y de su álbum de debut Se Vende.

 

Las podemos ver en el madrileño espacio Corral Cervantes, hasta el 31 de julio.

lunes, 16 de enero de 2023

Hilarante vodevil

Los cómicos Josema Yuste y Santiago Urrialde protagonizan la comedia El aguafiestas, de Francis Veber, dirigida por Marcelo Casas. La podemos ver en el madrileño Teatro Reina Victoria. 


El madrileño Teatro Reina Victoria ofrece El aguafiestas, obra escrita por Francis Veber, uno de los dramaturgos más reconocidos en Europa, autor del clásico de humor La cena de Los idiotas. Los actores Josema Yuste y Santiago Urrialde encabezan el reparto de esta divertida obra que cuenta con la dirección de Marcelo Casas .

El protagonista Sergei es un asesino a sueldo que se hospeda en un hotel para poder cumplir con su rifle desde la ventana un encargo. Su tarea se verá constantemente interrumpida por Ramón, el huésped de la habitación contigua, un hombre muy pesado que pretende suicidarse tras el abandono de su mujer.


En definitiva, se trata de una obra que tiene en sus personajes principales y secundarios generosidad, ternura, maldad, ingenuidad, surrealismo, estupidez y profundidad. Una obra que reúne todos los ingredientes fundamentales de la comedia de situación para garantizar las risas durante toda la representación.

La podemos ver en el madrileño Teatro Reina Victoria, hasta el 2 de mayo.

Wilde o el arte del sarcasmo

El director David Selvas dirige una nueva adaptación del hilarante enredo amoroso de Oscar Wilde La importancia de llamarse Ernesto. La podemos ver en el madrileño Teatro Español.


David Selvas dirige una nueva adaptación del famoso y divertido enredo amoroso de Oscar Wilde La importancia de llamarse Ernesto. Una comedia que se burla de las falsas apariencias, la belleza de lo efímero y la hipocresía de la sociedad.

Fue la última obra que escribió el autor británico y está considerada como uno de sus mejores trabajos. Se estrenó el 14 de febrero de 1895 en el St. James' Theatre de Londres (Reino Unido), tres meses antes de que Wilde fuera condenado a prisión por indecencia grave.

Ahora, regresa bajo una producción conjunta del Teatre Nacional de Catalunya, La Brutal y Bitò Produccions y con la participación de los actores Mercedes Sampietro, Miki Esparbé, David Verdaguer, Paula Malia, Paula Jornet, Mia Esteve y Norbert Martínez.


Su historia se ubica en la Inglaterra de la época victoriana, donde Jack Worthing goza de una vida tranquila y respetable en el campo, ejerciendo como protector de la bella y rica Cecily Cardew. Pero Jack se escapa a Londres y asume la identidad ficticia de Ernesto Worthing, su imaginario hermano, para proponer matrimonio a la prima de su amigo Algy, Gwendolen.

Ignorando su auténtica identidad, Gwendolen acepta la proposición de Jack. No obstante, la madre de Gwendolen, la señora Bracknell, descubre la verdad y le niega su consentimiento para la boda, por lo que Jack se ve ahora obligado a deshacerse de Ernesto.

Mientras tanto, Algy visita a Cecily, de quien está enamorado. Cuando llega, se presenta como Ernesto, descubriendo que Cecily lleva tiempo fantaseando con casarse con el falso hermano de Jack. Pero cuando este último vuelve al campo con la noticia de que su hermano ha fallecido, las cosas empiezan a complicarse…

La podemos ver en el madrileño Teatro Español.