“Carmen”.
Teatro Real. Hasta el 17 de noviembre.
Opéra comique en cuatro actos
Música de Georges Bizet (1838-1875)
Libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, basado en la obra homónima (1845) de Prosper Mérimée
Estrenada en la Opéra-Comique de París el 3 de marzo de 1875
Estrenada en el Teatro Real de Madrid el 14 de marzo de 1888
Producción de la Opéra national de Paris
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Pequeños Cantores de la ORCAM
Punto de partida
Una historia de violencia y marginación, de fronteras peligrosas y
etnicidades enfrentadas. Así se podría resumir esta producción de Carmen, ubicada en la década
de 1970, en un mundo militarizado y en permanente transformación. Poco tiene
pues que ver con las puestas en escena convencionales de marcado carácter
andaluz y flamenco.
Despojando la ópera de símbolos estereotípicos, Calixto Bieito logra que el protagonismo recaiga sobre las pasiones que transitan por el escenario. Un escenario casi desnudo que representa una España sórdida, atávica y machista, donde la fábrica de tabaco se relega a los márgenes de un cuartel militar en la frontera de lo que podrían ser Ceuta y Marruecos. La bandera española izada en medio de un territorio africano es el símbolo perfecto de algo que se quiere imponer, aunque no quede muy claro exactamente qué es ese algo. El universo de esta Carmen es el de los trapicheos, la testosterona y el turismo de sol y playa. Producción concebida originalmente para el Festival de Peralada, fue repuesta en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y propuesta de nuevo por la Opéra national de Paris. Es esta última producción la que llega ahora al Teatro Real.
Despojando la ópera de símbolos estereotípicos, Calixto Bieito logra que el protagonismo recaiga sobre las pasiones que transitan por el escenario. Un escenario casi desnudo que representa una España sórdida, atávica y machista, donde la fábrica de tabaco se relega a los márgenes de un cuartel militar en la frontera de lo que podrían ser Ceuta y Marruecos. La bandera española izada en medio de un territorio africano es el símbolo perfecto de algo que se quiere imponer, aunque no quede muy claro exactamente qué es ese algo. El universo de esta Carmen es el de los trapicheos, la testosterona y el turismo de sol y playa. Producción concebida originalmente para el Festival de Peralada, fue repuesta en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y propuesta de nuevo por la Opéra national de Paris. Es esta última producción la que llega ahora al Teatro Real.