“Sueño”. Teatro Abadía. Hasta finales de junio.
Andrés Lima ya se ha acercado en varias ocasiones al humor y al
horror de Shakespeare, en torno a las figuras de Falstaff, Tito Andrónico y
Macbeth. Ahora se busca su propio camino a través del bosque del “Sueño
de una noche de verano”, conectando el pálpito del “eros” y
“thánatos” de esta comedia con un recuerdo personal de otra naturaleza bien
distinta, cuando falleció su padre.
Y así, seguramente, se ampliará aún más el mundo de contrastes
que reina en la obra original de Shakespeare, escrita curiosamente en medio del
invierno, pese al título y a la temperatura que exhala: la delicadeza humana y
el instinto animal, lo etéreo y lo terrenal, lo onírico y lo banal, el
artificio frente a lo natural, el desenfreno y lo racional, el deseo y lo real.
"¿Por qué decimos te necesito? ¿Cuál fue tu
primer amor? ¿Qué te vuelve loco: un amor no correspondido o una vida no
vivida? ¿Por qué nos intranquilizan los locos? ¿Y los simples? ¿Qué hay después
de la muerte? ¿Y antes? Quiere esta comedia mirar el placer y el dolor, y darle
sentido a este baño de sensaciones que puede ser el amor a la vida",
afirma Andrés Lima.
La obra podría acercarse al teatro del absurdo. Aunque, por
momentos, más bien la vemos como surrealista. Tiene momentos sublimes, pero
otros monótonos y repetitivos. Es un ejercicio de creatividad que, en no pocas
ocasiones se queda en eso porque no llega al espectador. El teatro es
comunicación, como el resto de las artes, no puede quedarse en una actividad
para regocijo de sus creadores. Una lástima porque tiene posibilidades…