“Aquiles, el hombre”. Teatro Bellas Artes. Hasta el 23 de abril.
Este es uno de los mejores montajes que se pudieron ver en el pasado “Festival Internacional
de Teatro Clásico de Mérida”, dentro del ciclo “Festival
de Mérida en Madrid”.
Basado en “La Iliada”, de Homero, la obra cuenta con la dramaturgia de Roberto Rivera bajo la
dirección de José Pascual; escenografía de Curt Allen Wilmer; música
original de Luis Delgado y un vestuario contemporáneo con
toques clásicos diseñado por Pier Paolo Alvaro completa esa ambientación actual y atemporal que busca el espectáculo
para situarnos en la guerra de Troya o en cualquier
guerra.
El conocido
actor Toni Cantó se mete en la piel de Aquiles, el mítico personaje de “La Ilíada” que se presenta,
aquí, no tanto como un héroe y un semi-dios sino como un hombre que se debate entre la angustia de cumplir su destino y su
deber, como es el de continuar con la guerra y morir, o dejarse llevar por sus
sentimientos. “Aquiles es un visionario, un antisistema, un
creador, que por primera vez se plantea no solo que las cosas pueden ser de
otra manera, sino que pueden ser mucho mejor”, lo define Cantó.
Argumento
Son ya nueve años los
que el ejército aqueo lleva asaltando sin éxito las murallas de Troya. Nueve
años desde que una alianza de los pueblos griegos se pusiera en marcha para
vengar la afrenta del rapto de Helena, esposa de Menelao, a la que el troyano
Paris custodia tras los muros de Ilión. Pero Troya se muestra inexpugnable y el
desaliento y la discordia hacen su aparición en el campamento aqueo. Todos los
ojos se vuelven hacia Aquiles, el más poderoso de los guerreros griegos, el
héroe semi-divino del que se espera una intervención decisiva que haga cambiar
el curso de la batalla. Pero Aquiles, hastiado de la
guerra, se pregunta si merece la pena cumplir su destino.
Así comienza Aquiles, el hombre versión dramatizada de los hechos fundamentales narrados en la Ilíada, el más antiguo de
los poemas épicos de la literatura occidental. Los Dioses son aquí presencias lejanas y la sangre y la batalla un telón
de fondo sobre el que asistiremos al despliegue de la conciencia del héroe. Veremos como el
caudillo griego Agamenón humilla a Aquiles al arrebatarle a Briseida, su
esclava favorita, y cómo Aquiles renuncia a la lucha, dejando a sus compañeros
a los pies de una derrota segura ante las fuerzas troyanas. Cuando su íntimo
Patroclo sea asesinado por Héctor, el caudillo troyano, Aquiles volverá a tomar
las armas para enfrentarse en duelo a Héctor. Del dolor por la muerte de su
amigo surge un Aquiles vengativo y cruel, que sólo busca la muerte de Héctor y
la profanación de su cadáver. Pero cuando Príamo, el padre de Héctor, se
presenta ante él y le pide que le entregue el cadáver de su hijo para darle
sepultura, Aquiles encuentra el rastro de compasión que necesita. Surge
entonces un Aquiles humano, capaz de entender a su enemigo y
aceptarse a sí mismo.
Este es el trayecto que propone Aquiles: de la rueda de violencia y
venganza que sólo genera más violencia, a la aparición de la compasión que
funda un espacio de entendimiento.