“La partida”.
Teatro Fígaro. Hasta el 12 de enero.
“La
Partida” (de Oscar Sanz) es una comedia sobre el valor de la amistad.
Sobre las relaciones vacías que se perpetúan en el tiempo por pura inercia, por
la necesidad de sentirse escuchado sin tener la más mínima intención de
escuchar.
Se trata de una obra de La compañía La Partida, con un reparto formado por Alfonso Mendiguchía, Juan Lopez-Tagle y Jorge Cabrera.
Estamos ante una cómica reflexión sobre el valor de la amistad. Sobre las
relaciones vacías que se perpetúan en el tiempo por pura inercia, por la
necesidad de sentirse escuchado sin tener la más mínima intención de escuchar.
Habla de la precariedad en la comunicación, la torpeza con la que nos
expresamos y la superficialidad de lo dicho.
Muestra de una manera fresca, sencilla y cotidiana, la falsedad, las
máscaras con las que se oculta la insatisfacción de llevar una vida que no es
la deseada.
Según el autor, “la
obra es, ante todo, una comedia. Una comedia peladilla. O sea, te la metes en la
boca y, una vez que estás saboreándola, descubres que en su interior la
almendra está amarga. Pero, en ese momento, ya es demasiado tarde para
sacártela.
La Partida nos muestra una realidad tan contemporánea y común, que todos
nos podemos reconocer en algún momento de la trama, en cualquiera de los tres
personajes. Otra cosa bien distinta es que lleguemos a reconocerlo”.
Al comienzo, pensamos que se trata de una más de esas comedias ligeras
escrita e interpretada por hombres, que habla del universo de los hombres. Sí
trata de eso, pero no solo: la amistad es su principal hilo conductor, con el
amor hacia una misma mujer como excusa. Y trata de la amistad para bien y para
mal porque los personajes son amigos, pero, en un determinado momento, se
plantean por qué lo son realmente.
Unas interpretaciones impecables e inteligentes, llevadas de la mano de
una dirección más que notable y de un texto ocurrente, hacen de esta obra
apetecible en cualquier momento, especialmente, en vacaciones.