“Mozart
Dances”. Teatro Real. Hasta el 5 de enero.
El coreógrafo Mark Morris regresa a Madrid con la pieza
'Mozart dances', un espectáculo en el que recrea la vitalidad y el humor, así
como la melancolía, la ternura y el misterio del compositor, en armonía con la
música y la danza.
Morris estará en el Teatro Real de la capital los días 30
y 31 de diciembre y 2, 3, 4 y 5 de enero, acompañado por los pianistas Emanuel Ax y Yoko Nokazi,
y a la Orquesta Titular del Teatro Real,
dirigidos por Jane Glover.
Ellos interpretan 'Concierto para piano y orquesta nº 11 en Fa mayor", la 'Sonata para dos pianos en Re mayor' y el 'Concierto para piano y orquesta nº 27 en Si bemol mayor'. Según ha destacado el coreógrafo, la música de Mozart es "siempre sorprendente, humana, imprevisible y triste". A su juicio, es "necesario" que haya "un punto de tristeza" para poder expresar todo lo que nace de esta pieza.
Las tres obras pueden interpretarse por separado pero, en esta ocasión, no funcionan de forma independiente porque se comunican mucho y esa continuidad es muy importante para el conjunto, según ha explicado.
'Mozart dances' fue encargada para celebrar el Año Mozart. En ella, Morris establece una relación directa entre lo que expresan los bailarines y los músicos, en armonía y unión, sin necesidad de dotar a la obra de un argumento concreto que sustente la coreografía.
Durante esta visita, la compañía dedicará parte de su tiempo a impartir clases de danza gratuita para enfermos de Parkinson, a la que podrán asistir amigos, familias y cuidadores, con el fin de ayudarles a explorar el movimiento y la música en formas que sean estimulantes y creativas.
Esta actividad tendrá lugar el próximo 3 de enero en los Teatros del Canal. "No es terapia, solo comparten música. De esa forma consiguen la fluidez que han perdido debido a la enfermedad", explica Morris.
Ellos interpretan 'Concierto para piano y orquesta nº 11 en Fa mayor", la 'Sonata para dos pianos en Re mayor' y el 'Concierto para piano y orquesta nº 27 en Si bemol mayor'. Según ha destacado el coreógrafo, la música de Mozart es "siempre sorprendente, humana, imprevisible y triste". A su juicio, es "necesario" que haya "un punto de tristeza" para poder expresar todo lo que nace de esta pieza.
Las tres obras pueden interpretarse por separado pero, en esta ocasión, no funcionan de forma independiente porque se comunican mucho y esa continuidad es muy importante para el conjunto, según ha explicado.
'Mozart dances' fue encargada para celebrar el Año Mozart. En ella, Morris establece una relación directa entre lo que expresan los bailarines y los músicos, en armonía y unión, sin necesidad de dotar a la obra de un argumento concreto que sustente la coreografía.
Durante esta visita, la compañía dedicará parte de su tiempo a impartir clases de danza gratuita para enfermos de Parkinson, a la que podrán asistir amigos, familias y cuidadores, con el fin de ayudarles a explorar el movimiento y la música en formas que sean estimulantes y creativas.
Esta actividad tendrá lugar el próximo 3 de enero en los Teatros del Canal. "No es terapia, solo comparten música. De esa forma consiguen la fluidez que han perdido debido a la enfermedad", explica Morris.