“Doña Perfecta”. Teatro María Guerrero. Hasta el 7 de enero.
Este es uno de los clásicos de
Pérez-Galdós. Dos personajes de mundos opuestos coinciden en esta obra. De un
lado Pepe Rey, con una ilimitada fe en el ideario positivista del progreso
tecnológico y de otro Perfecta, con su pétrea e inmutable realidad marcada por
el miedo.
Los personajes de esta obra son concebidos como si
surgiesen de una tragedia griega. Todo comienza cuando Doña Perfecta y su
hermano deciden que sus hijos se casen; cuando los jóvenes, Pepe y Rosario, se
conocen enseguida congenian. Sin embargo hay algo que a Doña Perfecta no le gusta
de su sobrino...
Pepe comienza a exponer en voz alta lo que piensa de la
ciudad en la que vive su prometida, una ciudad sin vida intelectual y con una
economía precaria. Cuando esto llega a oídos de su tía encierra a su hija
Rosario en un cuarto y decide hacer a su sobrino Pepe la vida imposible hasta
que se vaya de Orbajosa.
Maravilloso trabajo de todos los actores, en especial de
Lola Casamayor, (Doña Perfecta), una actriz como la copa de un pino, versátil,
sobresaliente y muy intensa.
Una puesta en escena sobria y elegante y una versión de
Ernesto Caballero que guarda perfectamente la esencia de la novela.