jueves, 11 de octubre de 2012

Teatro



“La Verdad”. Teatro Cofidís. Hasta el 11 de noviembre.

Este texto de Florián Zeller con versión y dirección de José Maria Flotats llega al teatro Cofidís con cuatro actores de bandera: el propio Flotats, María Adánez, Kira Miró y Aitor Mazo.
En “La Verdad”, Florian Zeller pone en boca de su protagonista: “Si la gente dejara de mentir de la noche a la mañana, no existiría ninguna pareja en la tierra, y, en cierta manera, eso sería el fin de la civilización”. Esta frase, trágica o cómica, según se escuche o se diga, contiene la obra en su totalidad.
En la obra, el triángulo amoroso tradicional se complica con la aparición de un personaje suplementario, la mujer del amante, trasformando el trío en un cuarteto. Comedia para reír y reírse de la mediocridad, la mezquindad y la cobardía de los demás, pero no de las propias, claro está. El prójimo es siempre más ridículo que uno mismo. Pero también la verdad es un espejo que, al devolvernos su reflejo, molesta.
En las relaciones amorosas, la mentira, como resorte consubstancial al teatro –heredado de la gran tradición, de Shakespeare a Pinter, pasando por Molière, Marivaux, Labiche, Pirandello o Sacha Guitry-, es utilizada por Florian Zeller, con gran ingenio, como una fuga magníficamente construida que retoma los temas sin que por ello suene nunca a reiteración.
Miguel es un mentiroso compulsivo al que todos los demás mienten. Su amante, esposa de su mejor amigo Pablo, amenaza con revelar su relación. Laura, esposa de Miguel, sospecha de la fidelidad de su marido. Después de muchos esfuerzos y de bastante mala fe, Miguel consigue convencer a las partes de los inconvenientes de decir la verdad y de las ventajas de callarla. Pero esa verdad, ¿la conoce él realmente? Pregunta para que reflexionemos…

jueves, 27 de septiembre de 2012

Teatro



“La vida es sueño”. Teatro Pavón. Hasta el 30 de septiembre.

La extraordinaria riqueza formal y la profundidad de “La vida es sueño”, de Calderón de la Barca, han convertido esta obra en uno de los textos más hermosos e inquietantes, no ya del Siglo de Oro español, sino de la dramaturgia universal de todos los tiempos, según Helena Pimenta, la directora de este montaje, con versión del dramaturgo y director Juan Mayorga.
Innumerables estudios han dado cuenta de su complejidad y grandeza, tantos que, cuando se trata de servirla al público desde el escenario, se hace imprescindible un enorme ejercicio de humildad y de concentración en los infinitos detalles que la conforman, extrayendo lo que en ella hay de esencial y nos atañe como creadores teatrales de hoy, al igual que atañe al espectador contemporáneo.

Sorprende la concepción conflictiva de sus personajes, sus intensas vivencias y tensiones, dentro de la perfecta estructura arquitectónica en la que se mueven.

Suspende nuestro pensamiento contemplar la lucha denodada de Segismundo por recuperar la libertad que el relator de su vida, su padre Basilio, le ha escamoteado. Inquieta comprobar cuántas justificaciones enmascaran inmensos errores humanos, cuánta manipulación se puede ejercer en nombre del amor, o del poder, o de la ambición. Asombra observar la dignidad y el ardor con que Rosaura se sobrepone a los pesares que siempre le han acompañado.

Estamos, al fin, ante la capacidad del ser humano de dibujarse a sí mismo, de reconstruirse, a través del pensamiento, de la inteligencia, de la comprensión de lo humano, de la búsqueda de la verdad, ora en la ficción, ora en la realidad.

Opera



“¡Ay, amor!”. Teatro de la Zarzuela. Hasta el 20 de octubre.

Este espectáculo lírico, con música de Manuel de Falla, se compone de dos partes:

1.- “El amor brujo”
Gitanería en un acto y dos cuadros de Gregorio Martínez Sierra. Estrenada en el Teatro Lara de Madrid, el 15 de abril de 1915.

2.- “La vida breve”
Drama lírico en dos actos y cuatro cuadros de Carlos Fernández Shaw. Estrenado en el Casino Municipal de Niza, el 1 de abril de 1913
Ediciones Manuel de Falla, 1996. Producción del Théâtre La Monnaie / De Munt de Bruselas y del Theater Basel de Basilea (1995)
El Teatro de la Zarzuela acoge, por primera, vez esta producción procedente del Théâtre La Monnaie / De Munt de Bruselas y del Theater Basel de Basilea. Estrenada en 1995, ¡Ay, amor! es el título dado por el director de escena Herbert Wernicke (fallecido en 2002) a su propuesta de fusión de los trabajos de Falla El amor brujo y La vida breve. Justificó éste el título por los abundantes «quejíos» iniciales de amores no correspondidos del cante jondo. Inspirada en las pinturas de Julio Romero de Torres, todo en ella queda impregnado de un intenso perfume de amor y muerte.
Finalmente, Juanjo Mena es el encargado de la dirección musical.

Teatro




“Nadie verá este vídeo”. Teatro María Guerrero. Del 13 de septiembre, al 14 de octubre.

A raíz de haber trabajado para una empresa de estudios de mercado, transcribiendo cintas de entrevistas realizadas a determinados grupos de personas, el autor inglés Martin Crimp nos adentra en una historia que separa dos mundos, el mundo de los que ven y el mundo de los que son vistos, el mundo exterior y el interior.
Una mujer para a otra en la calle para hacerle un cuestionario sobre sus hábitos y gustos a la hora de consumir (comprar), a través de la aparente inocencia de las preguntas, van llegando poco a poco a la profundidad de la vida de la entrevistada, descubriendo su historia, el reciente abandono que sufre por parte de su marido, su profunda tristeza. Al final de esta escena, la entrevistadora le ofrece un sobre con dinero que deberá recoger en un lugar determinado y, de ese modo, ella misma se transforma en entrevistadora.
Una metáfora sobre la creciente soledad de la sociedad actual y de la melancolía que, por ende, ésta produce en los seres humanos llamados “modernos”.

Teatro





“Gaviotas subterráneas”. Teatro Español. Del 13 de septiembre, al 28 de octubre.

Estamos ante una obra llena de humor ácido, en donde Nino -empleado de una empresa de seguros- convence a Mario -músico y amigo de la infancia- para que le ayude a conseguir los 80 millones de su seguro de vida.
El dramaturgo, poeta, pintor, reconocido y galardonado internacionalmente, profundo, prolífico, innovador y vigorosamente actual, es el dramaturgo de la obra.

La compañía la ha elegido para ponerla sobre las tablas por su complejidad teatral, no exenta de un humor ácido, que nos ha permitido indagar en las pasiones y en los resquicios más interiores del ser humano. Desafío que hemos asumido con ambición, con pasión, con rigor y el propósito de sacudir nuestra conciencia y la de los espectadores.

En el mercado de la vida, la inmoralidad cotiza alto. ¿Por qué no traficar también con la muerte? Trampear, corromper, alardear de astucia para conquistar la sima que procura el dinero -sinónimo de felicidad- en esta hoguera de las vanidades. ¿Engañar al hermano o al amigo, es lícito si coronamos con éxito la patraña?. Juguemos al hipócrita, pero mintamos bien. Los grandes actores, ya no existen sólo en el escenario; están en la calle, en el trabajo, en la familia. Nos estamos envileciendo sin vergüenza, sin temor al castigo, sin respeto a la justicia. Que otros practiquen las virtudes, el astuto medra en ellas.