“El apagón”. Hasta fin de temporada. Teatro Alcázar.
La compañía Yllana produce la hilarante comedia “El apagón”, del dramaturgo británico Peter Shafer que lleva a uno de nuestros cómicos más aclamados, Gabino Diego, a meterse en la piel de un hombre que se ve envuelto en un enredo enorme cuando tiene lugar un corte de luz. El reparto lo completan Eva Santolaria, Aurora Sánchez, Diego Molero, Paco Churruca, Ramón Merlo y Ana Arias. La visita de una antigua novia del protagonista, una vecina que tiene miedo a la oscuridad y un vecino al que le han robado unos cuadros son algunos de los personajes que representan.
La obra es una adaptación de “Black Comedy” del autor, que ya se representó en los escenarios españoles, en 1968, de la mano de Paco Morán.
Estamos frente a una comedia disparatada en la que interpreta a un tipo simpático y romántico que se ve envuelto en un enredo de grandes dimensiones a consecuencia de un corte de luz.
La obra presenta algunas peculiares complicaciones para los intérpretes, ya que los personajes están a oscuras y no se miran a los ojos.
Gabino Diego da vida a un joven escultor que invita a casa a un influyente coleccionista de arte con la esperanza de que este encuentro relance su carrera.
Esa misma noche, su novia, papel que interpreta Eva Santolaria, ha invitado a su padre, un severo exmilitar que encarna Ramón Merlo, para que conozca a su prometido.
La obra muestra al espectador varias acciones que pasan al mismo tiempo, “como cuando el electricista está arreglando la avería en el tejado, mientras el resto de personajes están en los pisos de abajo”
La obra muestra al espectador varias acciones que pasan al mismo tiempo, “como cuando el electricista está arreglando la avería en el tejado, mientras el resto de personajes están en los pisos de abajo”
Una avería eléctrica sumirá en las tinieblas a unos invitados que verán como las cosas se complican con la llegada de una antigua novia del protagonista, interpretada por Ana Arias, una vecina que tiene miedo a la oscuridad, representada por Aurora Sánchez, y un vecino anticuario a quien el protagonista le ha robado temporalmente unos cuadros valiosos para causar buena impresión a los invitados.
El texto es sumamente divertido y ocurrente. Los actores procuran dar lo mejor de sí mismos, pero la dirección falla: no hay tiempo para un respiro –aunque es de lo que precisamente, se trata, llevar al espectador por un precipicio de situaciones surrealistas y carcajadas estridentes. Y es que la Dirección de Yllana ha querido imprimir su propio estilo, cuando los actores no son los suyos. Por lo tanto, falla en uno de los principales elementos: que no son adecuadamente llevados de la mano.
Con todo, el público llena la sala a diario y aplaude a rabiar porque, en estos tiempos de crisis, cualquier excusa es buena para una sonrisa.