“Time al tiempo”. Teatro Alfil. Hasta el 18 de septiembre.
La conocida compañía cómica Ron Lalá presenta su último trabajo, “Time al tiempo”, un espectáculo que mezcla música y textos originales con mucho humor crítico, “cítrico” –como sus integrantes dicen irónicamente- y, sobre todo, grandes dosis de surrealismo.
Un trabajo de creación colectiva que da lugar al inconfundible estilo Lalá. La compañía, que cuenta en su repertorio con los espectáculos “Mundo y final” y “Mi misterio del interior”, entre otros, fue fundada en 1996. Tras una primera etapa de café teatro, su primer espectáculo fue “Si dentro de un limón metes un gorrión el limón vuela”. Este título nos perfectamente una idea del tipo de humor que gusta de trabajar: humor blanco, gamberro, con ganas de hacer que el público lo pase bien y unas pequeñas dosis de filosofía popular.
En este sentido, “Time al tiempo” cumple ampliamente sus objetivos: mediante una serie de más o menos afortunados sketches, el grupo reflexiona y parodia el hecho de que el tiempo es finito y, por ende, los hombres. Hay cuadros en los que Ron Lalá acierta y pone toda su inteligencia al servicio de la comicidad, pero en otros cae en los tópicos y el resultado final es un show musical desigual, muchas veces, facilón.
No obstante, también hay que destacar que la música y las letras de las canciones son propias.
Por todo ello, casi siempre ocurre que o gustan mucho sus espectáculos o no suelen gustan nada.
domingo, 21 de agosto de 2011
miércoles, 3 de agosto de 2011
Danza
“La Otra Mirada del Flamenco”. Teatro Pradillo. Hasta el 3 de septiembre.
Del 3 de agosto al 3 de septiembre, el flamenco se apodera de la madrileña sala Pradillo, para una nueva edición de La Otra Mirada del Flamenco. Este festival, cuyo objetivo es promocionar la forma más contemporánea del flamenco, consta de cinco piezas de pequeño formato, realizadas por jóvenes coreógrafos.
- La compañía andaluza danZarte pretende aportar una mirada innovadora del baile español, sin olvidar sus raices, a través de su pieza Otros perfiles, que se podrá ver del 3 al 6 de agosto. Está compuesta por solos, pasos a dos y pasos a tres y con música de I. Albéniz, R. Riqueni, P. Sarasate, E. Grieg y una copla de Leon/Solano. Tras recorrer los caminos de la danza en la diversidad de sus manifestaciones, Bruno Argenta y Natalia Ferrándiz crean Danzarte síntesis de multitud de experiencias personales, fruto de la riqueza y madurez que atesoran en el momento actual. Se crea en 2006 estrenando su primer espectáculo “Perfiles del tiempo” con música en directo y poemas de J.M. Caballero Bonald.
- El brasileño Stefano Domit presentará en estreno absoluto su pieza Entre mares, del 10 al 13 de agosto. De muchas maneras el flamenco se expande, es asimilado y vivido por otras naciones y culturas, creciendo y enriqueciéndose cada día. En los más distintos lugares, las personas viven este arte y hacen de él su camino, su filosofía de vida. Aún estando lejos de sus raíces, el flamenco sigue puro, verdadero y fuerte. La obra es un viaje personal y único por las emociones que el flamenco ha despertado en el bailaor, y por los sueños que le han hecho trazar este camino entre mares.
- Del 17 al 20 de agosto, Guadalupe Torres hará, en De los rincones, una pequeña reseña de sentimientos que hacen referencia a mujeres que por su cultura, tradición o circunstancias se encuentran en una vida que no les pertenece. La bailaora ha buscado en sus propios rincones, en los sonidos, el cante, la percusión, la guitarra o la voz añeja de Marchena, para hacer un recorrido por diferentes estados y sensaciones que nos llevan a todas a un mismo punto de encuentro. Guadalupe Torres se forma en el Real Conservatorio Profesional de Danza. En el 2002 pasa a formar parte de la Compañía Andaluza de Danza, bajo la dirección de José Antonio Ruiz, etapa en la que trabaja con grandes figuras como Antonio Gades, presentando espectáculos en los mejores teatros y festivales del mundo. En 2010 crea compañía junto a David Coria y Jonatan Miró estrenando el espectáculo “Momentos” en Madrid.
- Tomando como definición de zona cero el lugar que queda devastado tras una catástrofe natural como pueda ser un terremoto, los protagonistas de Zona cero de Sara Calero se encargan de la reconstrucción de este terreno partiendo del paralelismo que aquí se plantea entre dicha definición y los cambios de etapa a los que nos expone la vida obligándonos a partir del origen. Sara Calero estudia en el Conservatorio Profesional de Danza de Madrid, antes de incorporar la compañía de Antonio Márquez en 2004. Entra a formar parte del Ballet Nacional de España en 2077, que deja en 2010 para dedicarse a proyectos personales.
- Adrián Santana clausarará La Otra Mirada del Flamenco con su pieza Siempre me pasa lo mismo. Esta obra nace de la necesidad de contar y transmitir las distintas experiencias por las que pasamos, que es una de las cualidades principales en la vida de cada artista. Empujado por la inquietud, Adrián Santana declara verse “en la obligación de compartir los distintos estados de ánimo que atraviesa en este momento”. Ha trabajado con Carmen Mota, José Porcel, Paco Mora, Carlos Saura o Rocío Molina. Siempre me pasa lo mismo obtuvo el segundo premio a la coreografía y el premio Fotoescena en el certamen de Danza Española y Flamenco de Madrid 2010.
Teatro
“La erótica”. Sala Triángulo. Hasta el 14 de agosto.
A través de Verónika, vamos a presenciar, en primera línea, todo el universo de locuras, paranoias, filias y fobias sexuales que azota el mundo moderno de la mujer de hoy. Esta comedia retrata el sexo como obsesión, alegría, peligro y tortura, como necesidad compleja y sencilla a la vez y siempre con voz de mujer.
Estamos ante es una comedia unipersonal, muy divertida, aunque con alguna dosis de amargura que pretende ser un relato esperpéntico de todas las neuras, fobias y paranoias sexuales de hoy. Cargamos de mil obstáculos algo tan sencillo, natural y harmónico como podrían ser el sexo o las relaciones personales si no las lastráramos con nuestras neurosis obsesivas.
Natalia Domínguez da vida a este montaje unipersonal escrito y dirigido por Chema Rodríguez y Gerard Clua en el que veremos comedia ácida, drama, danza, erotismo y un espectacular vestuario diseñado por Maya Kaloyanova.
Después de la gran aceptación de Llantos femeninos y otras torturas perversas Gerard Clua y Chema Rodríguez tenían ganas de afrontar un nuevo texto con voz de mujer. Y esta vez el tema debería ser el sexo, siempre retratado con el estiló ácido, gamberro y crítico de estos dos autores.
Este montaje viene de la mano de un nuevo grupo joven Dilemek Teatro. Este es un grupo con un marco de producción labrado sobre una trayectoria de apoyo a jóvenes creadores y experimentación en artes escénicas. El equipo de este exquisito montaje está escogido entre jóvenes creadores bien formados en teatro y con un fuerte perfil creativo. Dilemek Teatro quiere abrirse un hueco con la finalidad primera de apoyar a los jóvenes artistas, o a los no tan jóvenes pero que todavía necesitan buscar una posición estable en el panorama teatral. Artistas con experiencia y jóvenes creadores se unen en un esfuerzo por crear un marco de mutuo apoyo.
Este proyecto es el primer trabajo escénico en solitario de Dilemek Teatro, apoyado por diversas compañías como Martelache Espectáculos y
otras organizaciones que han colaborado y aportado mucho desde que comenzara su trayectoria de investigación teatral en 2004. Se trata de un montaje cuidado hasta el último detalle, tanto vestuario como escenografía y dirección pretenden crear un universo artístico que no empañe su mensaje directo y ácido, siempre divertido, aunque a ratos sensual y trágico.
A través de Verónika, vamos a presenciar, en primera línea, todo el universo de locuras, paranoias, filias y fobias sexuales que azota el mundo moderno de la mujer de hoy. Esta comedia retrata el sexo como obsesión, alegría, peligro y tortura, como necesidad compleja y sencilla a la vez y siempre con voz de mujer.
Estamos ante es una comedia unipersonal, muy divertida, aunque con alguna dosis de amargura que pretende ser un relato esperpéntico de todas las neuras, fobias y paranoias sexuales de hoy. Cargamos de mil obstáculos algo tan sencillo, natural y harmónico como podrían ser el sexo o las relaciones personales si no las lastráramos con nuestras neurosis obsesivas.
Natalia Domínguez da vida a este montaje unipersonal escrito y dirigido por Chema Rodríguez y Gerard Clua en el que veremos comedia ácida, drama, danza, erotismo y un espectacular vestuario diseñado por Maya Kaloyanova.
Después de la gran aceptación de Llantos femeninos y otras torturas perversas Gerard Clua y Chema Rodríguez tenían ganas de afrontar un nuevo texto con voz de mujer. Y esta vez el tema debería ser el sexo, siempre retratado con el estiló ácido, gamberro y crítico de estos dos autores.
Este montaje viene de la mano de un nuevo grupo joven Dilemek Teatro. Este es un grupo con un marco de producción labrado sobre una trayectoria de apoyo a jóvenes creadores y experimentación en artes escénicas. El equipo de este exquisito montaje está escogido entre jóvenes creadores bien formados en teatro y con un fuerte perfil creativo. Dilemek Teatro quiere abrirse un hueco con la finalidad primera de apoyar a los jóvenes artistas, o a los no tan jóvenes pero que todavía necesitan buscar una posición estable en el panorama teatral. Artistas con experiencia y jóvenes creadores se unen en un esfuerzo por crear un marco de mutuo apoyo.
Este proyecto es el primer trabajo escénico en solitario de Dilemek Teatro, apoyado por diversas compañías como Martelache Espectáculos y
otras organizaciones que han colaborado y aportado mucho desde que comenzara su trayectoria de investigación teatral en 2004. Se trata de un montaje cuidado hasta el último detalle, tanto vestuario como escenografía y dirección pretenden crear un universo artístico que no empañe su mensaje directo y ácido, siempre divertido, aunque a ratos sensual y trágico.
Teatro
"Burundanga”. Pequeño Teatro Gran Vía. Desde el 24 de agosto.
Después de haberse estrenado con notable éxito, en el Teatro Maravillas, “Burundanga” se reestrena en el Pequeño Teatro Gran Vía, de la capital. El dramaturgo Jordi Galcerán, bien conocido por sus éxitos teatrales con “El método Grönholm” y “Fuga”, regresa a los escenarios con este texto en el que aborda el final de la banda terrorista ETA en tono de comedia romántica.
Hace tres años que el autor catalán comenzó a escribir este texto, que tiene como protagonista a una joven pareja, Berta y Manel. Ella está embarazada pero no sabe si decírselo. Antes, quiere saberlo todo sobre su amado. Silvia, su compañera de piso, le da la solución: utilizar una dosis de burundanga, el suero de la verdad, una droga (escopolamina), que hace perder la voluntad a quien la toma y provoca la sinceridad más absoluta. El problema llega cuando Manel, tras ingerir esta sustancia, confiesa ser colaborador de ETA.
A partir de aquí comienza la comedia de enredo, con el secuestro además de un empresario. Se trata una comedia con mucho riesgo –no dramático, sino real, por el tema que trata y, sobre todo, por el tono de comedia que le imprime. Pero, según el autor, la obra en el fondo habla de lo que estamos dispuestos a perdonar por amor.
Galcerán confiesa que incluir a ETA en la trama de esta historia no fue algo premeditado sino que surgió durante el proceso de escritura. "No me lo planteé inicialmente pero pensé que no había nada más fuerte y espectacular que se miembro de ETA y si encontraba el tono adecuado podía incluir este elemento en una comedia", apunta, añadiendo que "cuando haces teatro tienes que intentar algo especial".
El reto del dramaturgo estaba, precisamente, ahí, en "terminar la obra sin perder ese tono romántico" y, por supuesto, "sin ofender a nadie", precisa. "ETA lo he utilizado como elemento dramático. Está claro que cuando estas tres letras aparecen tienen una carga tremenda. He querido utilizar elementos que toquen la sensibilidad del espectador y lleguen a interesarle", añade.
El quid de la cuestión ha sido poder conseguir "la distancia suficiente" para lograr esa perspectiva cómica, algo que, según el autor de la obra, es mucho más común en el teatro anglosajón. "Es verdad que esto resulta arriesgado pero no está mal distanciarse de las cosas", concluye insistiendo...
Teatro
“El castigo sin venganza”. Teatro Alcázar. Hasta el 4 de septiembre.
“El castigo sin venganza”, de Lope de Vega, es considerada como la culminación de su variada obra dramática. Es de los últimos textos dramáticos en su vida, y en ella, el autor por excelencia del Siglo de Oro español realiza un despliegue de toda su técnica, talento y sabiduría al servicio de una función donde el espectador disfruta dejándose llevar por el curso de los acontecimientos de la historia, y por el encanto de las palabras que emergen de la lucha interna a la que están sometidos los personajes, en la que se plantea una simple cuestión: ¿Cómo actuar o proceder cuando lo que uno desea hacer se contradice con lo que debe hacer?
Con un reparto altamente efectivo, una puesta en escena sencilla pero adecuada al pequeño teatro donde se representa –el Alcázar- y una notable Dirección, ésta es una de las apuestas teatrales más interesantes de estos calurosos Veranos de la Villa.
miércoles, 6 de julio de 2011
Danza
“El lago de los cisnes”. Jardines de Sabatini. Hasta el 10 de julio.
Los Jardines de Sabatini (Madrid) acogen el primer montaje totalmente al aire libre de uno de los ballets más populares de la Historia, “El lago de los cisnes”, en este caso, sobre hielo, de la compañía internacional The Imperial Ice Stars, tras su paso por escenarios como el Royal Albert Hall (Londres) y la Ópera de Sydney.
El espectáculo gira en torno al conocido ballet de Tachikovski, con la peculiaridad de convertir la obra, según los promotores, en una pieza de "teatro sobre hielo" con un nivel de patinaje "olímpico".
Para mantener el hielo la productora ha instalado una máquina refrigeradora, máquinas gigantes de aire acondicionado y un iglú tipo carpa durante el día, encima del hielo, para que no le dé el sol. Hasta media hora antes del comienzo de la función, no se retira. En la pista, cuenta con un microclima de aproximadamente 10º.
La pieza, producida por James Cundall y Tony Mercer, rescata la historia del príncipe Sigfrido, empujado por su madre a elegir esposa en una fiesta preparada para la ocasión. Sigfrido, llevado por la melancolía, sale de caza con sus amigos, antes de su inevitable elección y descubre, en un misterioso lago, a un grupo de chicas convertidas en cisnes que recuperan su forma original cuando llega la noche. Allí, se enamora de la reina cisne, Odette, encantada por el mago Rothbart, que llega justo antes de que Sigfrido rompa el hechizo.
La compañía cuenta con el trabajo de 25 patinadores que, entre todos, tienen en su haber aproximadamente 250 medallas en campeonatos europeos y olímpicos. Muchos siguen en activo y fuera de su competición se dedican a esto, porque no podrían vivir solo del deporte. Tony Mercer, el creador, trabaja con estos deportistas antes de ponerlos en el escenario para conseguir que sean actores, que sean deportistas y actores a la vez.
La compañía, que ya ha actuado ante más de tres millones de espectadores, ejecuta movimientos inéditos que, dada su dificultad, no se habían intentado ni en competición ni sobre un escenario. Para ello, necesita de cerca de catorce toneladas de hielo.
Los Jardines de Sabatini (Madrid) acogen el primer montaje totalmente al aire libre de uno de los ballets más populares de la Historia, “El lago de los cisnes”, en este caso, sobre hielo, de la compañía internacional The Imperial Ice Stars, tras su paso por escenarios como el Royal Albert Hall (Londres) y la Ópera de Sydney.
El espectáculo gira en torno al conocido ballet de Tachikovski, con la peculiaridad de convertir la obra, según los promotores, en una pieza de "teatro sobre hielo" con un nivel de patinaje "olímpico".
Para mantener el hielo la productora ha instalado una máquina refrigeradora, máquinas gigantes de aire acondicionado y un iglú tipo carpa durante el día, encima del hielo, para que no le dé el sol. Hasta media hora antes del comienzo de la función, no se retira. En la pista, cuenta con un microclima de aproximadamente 10º.
La pieza, producida por James Cundall y Tony Mercer, rescata la historia del príncipe Sigfrido, empujado por su madre a elegir esposa en una fiesta preparada para la ocasión. Sigfrido, llevado por la melancolía, sale de caza con sus amigos, antes de su inevitable elección y descubre, en un misterioso lago, a un grupo de chicas convertidas en cisnes que recuperan su forma original cuando llega la noche. Allí, se enamora de la reina cisne, Odette, encantada por el mago Rothbart, que llega justo antes de que Sigfrido rompa el hechizo.
La compañía cuenta con el trabajo de 25 patinadores que, entre todos, tienen en su haber aproximadamente 250 medallas en campeonatos europeos y olímpicos. Muchos siguen en activo y fuera de su competición se dedican a esto, porque no podrían vivir solo del deporte. Tony Mercer, el creador, trabaja con estos deportistas antes de ponerlos en el escenario para conseguir que sean actores, que sean deportistas y actores a la vez.
La compañía, que ya ha actuado ante más de tres millones de espectadores, ejecuta movimientos inéditos que, dada su dificultad, no se habían intentado ni en competición ni sobre un escenario. Para ello, necesita de cerca de catorce toneladas de hielo.
martes, 5 de julio de 2011
Teatro
“Los Persas”. Teatro Español. Hasta el 24 de julio.
La Sala Pequeña del Teatro Español (Madrid) acoge una versión de “Los Persas”, del escritor clásico Esquilo, adaptada por el poeta Jaime Siles y dirigida por Francisco Suárez. En esta ocasión, la obra clásica conecta con la contemporaneidad y lo hace a través de la llamada “Primavera Árabe”, el levantamiento popular contra regímenes totalitarios del Norte de África.
El director de este montaje, Francisco Suárez, confronta la tiranía y la democracia, la antigüedad y la actualidad, remitiendo al espectador a los acontecimientos de la ribera del Mediterráneo. Para ello, se ha rodeado de actores como Albert Vidal, Miguel Palenzuela y Críspulo Cabezas.
Por otro lado, en la representación, Suárez cuenta con un pequeño espacio en el teatro madrileño, un escenario repleto de ceniza en medio de dos gradas y adornado, austeramente, con un par de botas de soldado, una mesa y unas copas de cristal.
Para el Director, los griegos siguen siendo el fundamento del teatro. Según él, "la metáfora aquí utilizada es el mar como símbolo de la leyes que tenemos que acatar para vivir en convivencia. Ahora, está ocurriendo de todo. La naturaleza nos está castigando, nos dice, como Esquilo, que tengamos cuidado con lo que hacemos".
En otro orden de cosas, el texto se presenta como un alegato antibelicista, en contra del expansionismo y contra la guerra en sí misma, que Esquilo consideraba "innecesaria de no ser por los perversos deseos de los gobernantes". Además, el autor original tiene un gran sentimiento de piedad frente a los perdedores.
Durante la obra, construida a partir del enfrentamiento entre dos consejeros, uno belicista y el otro pacifista, los espectadores tendrán la oportunidad de juzgar a Jerjes I, el rey persa que luchó contra una alianza de polis griegas cinco siglos antes de Cristo.
La Sala Pequeña del Teatro Español (Madrid) acoge una versión de “Los Persas”, del escritor clásico Esquilo, adaptada por el poeta Jaime Siles y dirigida por Francisco Suárez. En esta ocasión, la obra clásica conecta con la contemporaneidad y lo hace a través de la llamada “Primavera Árabe”, el levantamiento popular contra regímenes totalitarios del Norte de África.
El director de este montaje, Francisco Suárez, confronta la tiranía y la democracia, la antigüedad y la actualidad, remitiendo al espectador a los acontecimientos de la ribera del Mediterráneo. Para ello, se ha rodeado de actores como Albert Vidal, Miguel Palenzuela y Críspulo Cabezas.
Por otro lado, en la representación, Suárez cuenta con un pequeño espacio en el teatro madrileño, un escenario repleto de ceniza en medio de dos gradas y adornado, austeramente, con un par de botas de soldado, una mesa y unas copas de cristal.
Para el Director, los griegos siguen siendo el fundamento del teatro. Según él, "la metáfora aquí utilizada es el mar como símbolo de la leyes que tenemos que acatar para vivir en convivencia. Ahora, está ocurriendo de todo. La naturaleza nos está castigando, nos dice, como Esquilo, que tengamos cuidado con lo que hacemos".
En otro orden de cosas, el texto se presenta como un alegato antibelicista, en contra del expansionismo y contra la guerra en sí misma, que Esquilo consideraba "innecesaria de no ser por los perversos deseos de los gobernantes". Además, el autor original tiene un gran sentimiento de piedad frente a los perdedores.
Durante la obra, construida a partir del enfrentamiento entre dos consejeros, uno belicista y el otro pacifista, los espectadores tendrán la oportunidad de juzgar a Jerjes I, el rey persa que luchó contra una alianza de polis griegas cinco siglos antes de Cristo.
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