"Burundanga”. Pequeño Teatro Gran Vía. Desde el 24 de agosto.
Después de haberse estrenado con notable éxito, en el Teatro Maravillas, “Burundanga” se reestrena en el Pequeño Teatro Gran Vía, de la capital. El dramaturgo Jordi Galcerán, bien conocido por sus éxitos teatrales con “El método Grönholm” y “Fuga”, regresa a los escenarios con este texto en el que aborda el final de la banda terrorista ETA en tono de comedia romántica.
Hace tres años que el autor catalán comenzó a escribir este texto, que tiene como protagonista a una joven pareja, Berta y Manel. Ella está embarazada pero no sabe si decírselo. Antes, quiere saberlo todo sobre su amado. Silvia, su compañera de piso, le da la solución: utilizar una dosis de burundanga, el suero de la verdad, una droga (escopolamina), que hace perder la voluntad a quien la toma y provoca la sinceridad más absoluta. El problema llega cuando Manel, tras ingerir esta sustancia, confiesa ser colaborador de ETA.
A partir de aquí comienza la comedia de enredo, con el secuestro además de un empresario. Se trata una comedia con mucho riesgo –no dramático, sino real, por el tema que trata y, sobre todo, por el tono de comedia que le imprime. Pero, según el autor, la obra en el fondo habla de lo que estamos dispuestos a perdonar por amor.
Galcerán confiesa que incluir a ETA en la trama de esta historia no fue algo premeditado sino que surgió durante el proceso de escritura. "No me lo planteé inicialmente pero pensé que no había nada más fuerte y espectacular que se miembro de ETA y si encontraba el tono adecuado podía incluir este elemento en una comedia", apunta, añadiendo que "cuando haces teatro tienes que intentar algo especial".
El reto del dramaturgo estaba, precisamente, ahí, en "terminar la obra sin perder ese tono romántico" y, por supuesto, "sin ofender a nadie", precisa. "ETA lo he utilizado como elemento dramático. Está claro que cuando estas tres letras aparecen tienen una carga tremenda. He querido utilizar elementos que toquen la sensibilidad del espectador y lleguen a interesarle", añade.
El quid de la cuestión ha sido poder conseguir "la distancia suficiente" para lograr esa perspectiva cómica, algo que, según el autor de la obra, es mucho más común en el teatro anglosajón. "Es verdad que esto resulta arriesgado pero no está mal distanciarse de las cosas", concluye insistiendo...