domingo, 15 de enero de 2012

Teatro

“170 explosiones por segundo”. Sala Mirador. Hasta el 22 de enero.

La obra “170 explosiones por segundo” es un ejercicio teatral en el que los actores, a través de la articulación de textos verídicos que hablan sobre diferentes temas de la vida cotidiana en la Argentina de finales de los setenta y principios de los ochenta, realizan un relato original y realista sobre cómo se vivía en aquel país, durante la llamada época de "el Proceso".
La obra es un homenaje que sus creadoras, Virginia Jáuregui y Damiana Poggi, han querido hacerle a sus padres como representantes de una generación que luchó por una sociedad más justa durante los años de la que es considerada como la dictadura más sangrienta de la historia argentina.
Jáuregui y Poggi son también las encargadas de interpretar sus propios papeles, perfectamente acompañadas en el escenario por Marcelo Aruzzi y Guillermina Etkin, que aportan además una nota musical a la obra complementando sus más que convincentes interpretaciones.
A través de un ensamblaje libre de textos que describen diversas situaciones cotidianas en la Argentina de la época, adornadas con las intervenciones y la música de la guitarra de Aruzzi y el teclado y la bonita voz de Etkin, Jáuregui y Poggi brillan con luz propia, en una obra que sorprende al espectador por la forma y no tanto por el contenido, sino por su dirección e interpretación.

Teatro

“Drácula”. Teatro Marquina. Hasta el 29 de febrero.
La obra “Drácula” lleva a escena el terror, la magia y el misterio de la popularísima obra literaria de Bram Stoker. Eduardo Bazo y Jorge de Juan dirigen este montaje, protagonizado por Ramón Langa y Emilio Gutiérrez Caba.
Actores como Bela Lugosi, Christopher Lee, Klaus Kinski o Gary Oldman, así como directores de la talla de Murnau, Herzog o Coppola han llevado a la pantalla el mito inagotable del conde Drácula, un personaje que lleva consigo el reto de transmitir una de las sensaciones más difíciles de generar: el miedo.

Para Emilio Gutiérrez de Caba, quien encarna a Abraham Van Helsing en esta función, "el gran reto" es conseguir crear una "atmósfera de miedo" entre los actores que están en el escenario, para que después eso se contagie al público. Junto a él y Langa, sobre las tablas estarán también Martiño Rivas, María Ruiz, Amparo Climent, César Sánchez y Marío Zorrilla.

La psicosis y el estado de nervios se logran a partir de elementos como el sonido o la luz, "y otros efectos especiales que no se pueden desvelar" realizados por el grupo Yunke, que contribuyen a llegar al clímax de "la destrucción del monstruo", según el actor.
Una ventana golpeada por el viento, el ruido del mar, los aullidos de los lobos, los silbatos de los carceleros o las alas del vampiro crean la única banda sonora de esta obra.
Ramón Langa da vida al conde Drácula y para él este género es imperecedero y siempre habrá versiones distintas del Conde Drácula, el Hombre Lobo o Frakenstein.

Opera

“Iolanta”/”Perséphone”. Teatro Real. Hasta el 29 de enero
El Teatro Real inaugura el nuevo año con un estreno mundial. El director de escena norteamericano Peter Sellars dirige la producción conjunta de las óperas “Iolanta”, de Chaikovski, y “Perséphone”, de Stravinski. La dirección musical corre a cargo del joven maestro griego Teodor Currentzis.
Para el director artístico del Real, Gerard Mortier, este espectáculo es una "reflexión permanente sobre el mundo que vivimos", algo siempre presente en el trabajo del Director americano, y lanza un gran mensaje sobre la "felicidad" y cómo "con menos dinero podemos ser más felices”. En este sentido, afirma que ambas óperas cortas constituyen una “pieza visionaria”.
En ambas óperas "no existe un solo momento de rutina", según Mortier, y los cantantes "experimentan todo de manera consciente".
El Teatro Real cuenta con un doble reparto para la interpretación de la obra de Chaikovski, encabezado por las sopranos rusas Ekaterina Scherbachenko y Veronika Dzhioeva, que se alternan en el personaje de Iolanta. Por su parte, en “Perséphone”, cuya protagonista no canta, sino que recita en francés (el libreto está escrito en dicha lengua), está sobre el escenario la prestigiosa actriz francesa Dominique Blanc, arropada por la voz del tenor Paul Groves y el grupo de bailarines camboyanos procedentes de Amrita Performing Arts (Camboya).
Para Sellars, “Iolanta” es la pieza "más visionaria y personal" de Chaikovski. En esta obra se narra la historia de un rey que tiene una hija ciega y no quiere que ella lo sepa. Por eso, obliga a todos a no mencionarle a su hija lo que es la belleza y la luz, "una gran mentira en la que todos participan" y que Chaikovski planteó en la época de la Rusia Imperial. Por otro lado, la pasión de Chaikovski por la música tradicional rusa de la Iglesia ortodoxa, que compartía con Stravinski, también se deja sentir en dicha ópera. De los seis coros de querubines que compuso, esta producción ha elegido uno de ellos.
Respecto a “Perséphone”, compuesta en la década de los años 30 del siglo pasado, Sellars la califica como una "historia de resurrección y renovación de la vida", en un momento en el que el fascismo se instaló en Europa. "En esta obra se reúnen los mitos fundamentales de la creación, los primeros rituales griegos que tienen que ver con la cosecha.", según él. Y es que, en su opinión, tanto Chaikovski, como Stravinski trabajan sobre esos mitos y "crean una música llena de ternura, fragilidad y delicadeza profunda".
En este espectáculo –que no es propiamente una ópera, tal y como está planteado en la producción que nos ocupa- la música cuenta una historia, la danza otra y la parte visual, otra.
En ambos casos, la escenografía es la misma: sencilla y elegante.
En cuanto al vestuario de ambas óperas, quizás es demasiado minimalista y “duro”. Hubiéramos agradecido un diseño estéticamente más bello.
“Iolanta” es, sin más, una delicia, en todos los sentidos: la historia, un poema romántico. La música, de un gusto y musicalidad exquisitas y los cantantes, sencillamente sobresalientes.
Por su parte, “Perséphone” es un espectáculo muy visual, quizás algo duro en algunas partes, respecto a lo que al libreto se refiere (el espectador tiene realmente que ser un amante del estilo de André Gide, sobre el que éste se basa), y un tanto etéreo. Aunque, es posible que ahí radique su originalidad y belleza…

domingo, 8 de enero de 2012

Teatro

“Parecido no es lo mismo”. Teatro Alcázar. Hasta el 30 de enero.
El popularísimo dúo cómico Faemino y Cansado vuelve con su genial humor absurdo, surrealista e inclasificable. Si hemos leído al reconocido filósofo alemán Kierkegaard, nos daremos cuenta de que también podemos negociar con nuestro médico la fecha de nuestra muerte.
Este es un espectáculo polipondurrítico, absurdo y sin ningún fundamento, durante el cual, con toda seguridad, no aprenderemos calceta ni otras artes marciales similares, según los protagonistas.
Recomendado para todos aquéllos que se están gastando una pasta en psiquiatras y psicólogos y quieren desengancharse de ellos ya mismo…

Teatro infantil

“Gárgaras”. Sala Cuarta Pared. Hasta el 29 de enero.

Una niña aparece, un día, en una estación y nadie sabe de dónde ha salido. Su cuerpo es como un tubo repleto de resonadores con los que repite continuamente cualquier sonido que escucha de cerca. ¿Podrá hablar o solo emitirá extraños sonidos? Las autoridades no tienen claro qué hacer con ella, pero por suerte no está sola. Alguien tendrá que resolver este caso, y para eso está la ciencia.
Ciencia, humor y sorpresa. La compañía Cuarta Pared regresa con su último espectáculo infantil, en el que sigue la estela de los mejores relatos de intriga que intentan resolver enigmas y plantear preguntas. Todo ello envuelto en una escenografía divertida y sorprendente que se transforma continuamente, con personajes que entran y salen dejando una pequeña huella en nuestra joven muchacha llena de inquietud y curiosidad por el mundo que le rodea.
“Gárgaras” activa la capacidad de observación del niño a través del juego y fomenta la curiosidad por la ciencia.
El montaje se enfrenta al reto de acercar el mundo de la ciencia al público infantil, planteando a través del juego cuestiones que tienen que ver con los avances científicos y sus consecuencias y cómo esto afectará a nuestra vida cotidiana.


Teatro

“En la vida, todo es verdad y todo es mentira”. Teatro Pavón. Desde el 12 de enero.
Estrenada en palacio durante las carnestolendas de 1650 por la compañía de Diego Osorio, este texto de Calderón de la Barca se convierte en una obra
frecuentemente representada en años sucesivos, en diferentes escenarios de la Corte. Impresa en la “Tercera parte de comedias de D. Pedro Calderón de la Barca”, en 1664, se conserva, un manuscrito autógrafo en la Biblioteca Nacional.

Su argumento relata cómo en Trinacria, Focas será el padre atormentado que debe resolver el enigma que le angustia: encuentra dos jóvenes salvajes, de los cuales uno es su hijo y el otro es el hijo del
emperador Mauricio, su desaparecido enemigo al que derrotó y usurpó el trono. Ante el peligro que se plantea para su propia sucesión, tendrá que averiguar cuál de los dos es su hijo o matar a ambos.
Un sucesor y un enemigo potencial, la duda y la certidumbre, la razón de Estado y la legitimidad, el amor y el odio hacen de esta obra una de las grandes cuentas pendientes que la Compañía Nacional de Teatro Clásico salda con el gran repertorio calderoniano.

Danza

“Le Songe”. Teatros del Canal. Hasta el 17 de enero.
“Le Songe”, de la conocida compañía de danza Les Ballets de Monte-Carlo, está basado en el clásico “Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare. Esta es una compañía heredera del espíritu de los ballets rusos y cuentan con la presidencia de la Princesa de Hanover, Carolina de Mónaco, y la dirección del coreógrafo francés Jean-Christophe Maillot. En “Le Songe” ha aunado música, danza y teatro, creando un cómico microcosmos de hadas y humanos, en azarosa búsqueda del amor, en el que se distinguen tres universos paralelos: los enredos amorosos de los aristócratas, las divertidas parodias de los comediantes y la magia del mundo de las hadas.
La marca de esta compañía monaguesca radica en el encuentro entre la tradición y la modernidad, llevado a los diferentes aspectos de la creación. Por un lado en las músicas, donde conviven composiciones de Félix Mendelssohn con partituras de compositores contemporáneos como Bertrand Maillot y Daniel Teruggi. También el decorado, el vestuario y las luces, firmadas por sus colaboradores Ernest Pignon-Ernest, Philippe Guillotel y Dominique Drillot, así como en la puesta en escena realizada con la colaboración de Nicolas Lormeau, de La Comédie-Francaise. Y, de forma habitual, para una adecuada interpretación del lenguaje de su coreografía, Jean-Christophe Maillot forma a sus artistas sirviéndose de las técnicas clásica y contemporánea.
Esta fábula clásica, retomada siglos después por Shakespeare es una mezcla de tradición e innovación, de lenguaje clásico y moderno. Itinerante una a parte del año, la compañía cuenta con cincuenta bailarines que llevan interpretando sus obras desde 1993, en los grandes escenarios internacionales.
De una belleza y sensibilidad extremas, “Le Songe” logra aunar la danza clásica y la contemporánea con una enorme exquisitez y delicadeza, a la vez que una enorme maestría, en la que destaca, sobre todos los bailarines, la fabulosa Bernice Coppieters, en el papel de hada.
Realmente, sería un pecado perderse esta maravilla de espectáculo, cuyo nivel, desgraciadamente, pocas veces tenemos ocasión de ver en la capital.