domingo, 6 de noviembre de 2011

“Purgatorio”. Matadero Madrid. Hasta el 18 de diciembre.
Los actores Viggo Mortensen (“El capitán Alatriste”) y Carme Elías (“Camino”, “Turno de oficio”) interpretan en esta magnífica y sesuda obra a un hombre y una mujer en una habitación. Quizá un psiquiátrico, quizá una cárcel, quizá un reformatorio, quizá el más allá...
La obra habla del perdón y de cómo las personas vivimos con una carga sobre nuestras espaldas motivada por aquellas cosas que hemos hecho mal en la vida. Pero, según el autor, novelista, poeta, articulista y dramaturgo Ariel Dorfman (“Terapia”, “Rumbo al Sur”).
"Imagínate la persona que más daño te ha hecho en la vida; imagínate que tienes a esa persona a tu merced; le puedes dar el pase para que se reencarne, se redima o se olvide de todo eso. Pero imaginemos que esa persona es a la que tú más daño has hecho. Enciérralo en una habitación y tienes “Purgatorio”, comenta el autor sobre esta pieza.
“Cuando empecé a escribir Purgatorio, sólo tenía un hombre y una mujer…. Sabía cómo hablaban, se movían, se miraban: sus ritmos íntimos, pero de repente me di cuenta de quiénes eran y desde ahí pude ir armando algunas ahí, preguntas fundamentales: ¿Es posible la redención?. ¿El amor sobrevive a la tragedia…? ¿Cómo son las reglas del más allá? ¿Cómo se dobla y desdobla el tiempo en un lugar purgatorial? También me interesaba la historia del colonialismo, de cómo los guerreros encuentran a una mujer que acaba traicionando a los suyos para abrir el país al extranjero. Casi indefectiblemente, esa pareja tiene hijos, y casi inevitablemente, el hombre la abandona. Esto pasa una y otra vez en la Historia. Cuando el guerrero conquistador quiere establecerse con sus hijos legítimos, se casa con una aristócrata de su propia sangre, y abandona a la que no es de su estirpe. Esto le da a la obra un raigambre en la historia de nuestra especie, nos hace preguntas respecto al encuentro de diferentes culturas, pero siempre desde una perspectiva oblicua y no abiertamente política, sin imponer un punto de vista de condena o denuncia.", añade Dorfman.
Pero el texto también se refiere a la justifica porque, según el autor, una persona puede ser castigada y, a la vez, recibir el perdón.
¿Los grandes asesinos de la Historia merecen un perdón? ¿Quién les tiene que perdonar? ¿Todo hombre, por mostruoso que sea, merece su perdón? Este interesante y profundo tema es el eje central de la obra más aclamada que tenemos, en estos momentos, en la capital, una obra de un autor al que le gusta analizar los grandes temas de la vida y, sobre todo, cuestionarnos continuamente con preguntas a las que cada uno de nosotros les dará su propia respuesta.

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